El pasado sábado, un joven moría en la Gran Vía de Salamanca atropellado por otro, con el que previamente había mantenido una discusión. La ciudad continúa consternada. Y yo, que adoro la noche, sigo pensando que no es un lugar para morir. Ahí os la dejo. Besos.
No es un lugar para morir.
jueves, 29 de enero de 2009
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7 comentarios:
Duro, terrible lo que ocurrió.
Pero tu prosa, de nuevo, me ha cautivado.
Un abrazo,
Miguel
Pues la verdad que en mitad de la noche se pueden hacer muchas cosas,muchos olvidos,muchos tragos y muchos amores...en mitad de la noche se pueden hacer muchas cosas,pero morir..Nunca...
Mil besos Anita
Berrendita morir nunca, pero si hay que morir, que sea en los brazos de quien te quiera. De dia o de noche.
Hasta las situaciones mas duras, las describes con tanta sutileza.
Gracias y besos.
Salud
ni la noche ni el día! pero mira, la existencia tiene estos ineludibles puntos finales. el final que relatas es terrible, eso sí.
Berrendita, Brigitte, whoever, ni la noche ni el día para morir, pero menos a cuenta de una borrachera, de un acalerón o de unos malos celos
Me alegro mucho de descubrir tu actividad bloguera
Va el abrazo
La noche no es lugar para morir, tampoco debería de ser las horas de luz para tal fin, morir de una forma violenta y desgarradora. Aunque siempre se sabe que los avidos de sangre salen en la noche mas que por el día y que todos los gatos se disfrazan de gris para no ser distinguidos y atacan sin piedad.. y claro.. por desgracia, ocurre que en la noche muchas veces llega la noche eterna de la despedida. Ojala no fuera nunca así.. ojala que esa noche de la que yo hablo siempre llegara cuando la naturaleza en si nos brindara su último caliz.
Un beso Berrendita.
Buff y cada noche vuelve a pasar. Que hacemos, porque parece que crece la violencia.
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