martes, 13 de enero de 2009

13 de enero


Hubiese sido bonito poder celebrarlo juntos, aunque al final hayamos redactado nuestras vidas en renglones separados. Y si hoy te lo escribo aquí, es porque sé que precisamente aquí, en esta fábrica de espejismos que se sostiene sobre sueños quebrados, no me vas a leer. Aquí nunca.

Cuando el viento sople del norte, te llevará besos de tierra adentro sin sabor a culpa. Y así será cada trece de enero, por encima de los siglos, con la caricia del mar siempre bajo la ventana, con la diosa de bronce que mira a las aguas guardando las puertas. Sin rencores, por todo lo bueno que me diste, por los centímetros de sabiduría que crecí a tu lado, por el milagro de amor que durante años empapó nuestra casa, aunque tú ya lo conjugues en otra casa, en otro nombre.

Y si sonríes, sabré que la vida está siendo generosa contigo.

Feliz cumpleaños.

(La foto es de Manué)