lunes, 10 de diciembre de 2012

Estadio Azteca



Casi como una nana, mecida en tu abrazo. Agarrándote, dándote mi vida. Los ojos cerrados, tu corazón latiendo junto a mi mejilla. El refugio de tu cuello, aquellos ojos oscuros donde siempre brillaba el sol contra la madrugada. Tu voz grave acariciando mi alma, cálida como una manta sobre el invierno. Sobre todos los inviernos. Una canción susurrada al oído que ahora le dicta esta soledad mía al viento.

Hubiese jugado contigo todos los partidos de mi vida en el Estadio Azteca.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso, como todo lo que escribes.

Anónimo dijo...

Ahora tienes que jugar en otro estadio de la vida donde te esperarán un montón de sorpresas y de refugios,todos los que te mereces.Muaka
La brujilla

Alfredo dijo...

No dejes de bailar, cariño. Tu NUNCA bailas sola. Abrazos.

Josué dijo...

muaaaa¡

Anónimo dijo...

Buah, qué pasada. Puedes jugar en cualquier estadio, siempre en Primera División. Besos. :)

Ana Pedrero dijo...

Gracias por vuestros comentarios. Sé que existen muchos más estadios, sorpresas, refugios. Que no bailo sola, incluso ahora en que la soledad me parece algo sólido, como si pesase en el aire. Pero hubiese bailado toda mi vida en el Estadio Azteca.

Nos vemos bailando en nuevos estadios cuando aprenda nuevos pasos por la vida. Gracias de nuevo. Besos!!!

Anónimo dijo...

Triste pero bello, como todas tus letras. Ana, tu puedes jugar en cualquier estadio del mundo. No lo olvides. Muchos besos, mucho ánimo.