jueves, 20 de diciembre de 2012

Bienvenido, pequeño Martín



La vida siempre se impone, siempre se abre paso, aunque a veces parezca que el mundo se detiene, que el corazón late por pura inercia. Pero entonces viene una alegría nueva, una alegría con nombre, Martín, tan pequeñito, tan tierno, tan rotundo anunciando la vida con sus pequeños pulmones. Martín, que anoche asomaba sus orejitas al mundo para recordarnos que esta bola donde vivimos nunca se detiene, siempre sigue girando perdida en el universo, entre las estrellas.

Lo entenderás algún día, pequeño Martín, si alguien intenta exprimirte el corazón como si fuese un limón, o si alguien intenta robarte la alegría. Pero tú no lo permitas. Te lo explicará, quizá, la propia vida, aunque nada sepas ni debas saber ahora, que duermes ajeno al revuelo que has preparado con tu llegada, a la inmensa felicidad de tenerte, de verte por fin la carita y saberte, sentirte.

Te queríamos cuando eras un garbancito creciendo en el vientre de Amparo. Te esperábamos, aunque no tan pronto, para mecer la vida entre nuestros brazos, para abrazarla, para sonreir con tu primera sonrisa, para celebrar las mil cosas pequeñas que olvidamos celebrar por el camino. Porque tú eres la vida, la prolongación de tantas cosas, tantas vivencias con tus padres; de tantos días y tantas noches aquí, en esta ciudad que se alza sobre la piedra, la que te teje la sábana; y allá, donde tantos recuerdos dejamos al pie del mar, cuando mi vida se redactaba entre la sal y el viento de levante.

Bienvenido al mundo, pequeño Martín. Y a vosotros, Amparo y Lucas, gracias por este impagable regalo de  vida. Que siempre se abre paso, que siempre se impone.

1 comentario:

Anónimo dijo...


Precioso y tierno. Bienvenido sea y enhorabuena a sus padres.