La cantinela de los Niños San Ildefonso me despierta en la mañana del 22 de diciembre y me recuerda que hemos abierto la Navidad de forma oficiosa. Para los más pequeños, estos días ya tienen el sabor de las vacaciones y de la ilusionada espera de los Magos de Oriente.
Los que hemos crecido (muy a nuestro pesar) buscamos el rastro de aquella alegría, cuando jurábamos que escuchábamos los pasos de los camellos sobre los tejados de nuestra casa en la noche de Reyes. Cuando en la Nochebuena los pajes comprobaban sus pedidos y nos dejaban algún regalo en señal, casi como una promesa.
La pereza viaja conmigo en esta Navidad allá donde vaya. Quiero que pase deprisa el tiempo, que mañana mismo sea ocho de enero y las calles y la vida vuelva a la rutina; que se apaguen las luces y las sonrisas de todo a cien, que no exista este espacio inmenso para echar a nadie de menos.
Hoy no escribiré más en esta fábrica de sueños sin apenas sueños y os remito al blog compartido ( http://www.todosporigual.blogspot.com/) en el que no se sabe muy bien si somos tres, dos, mil o trescientos.
En cualquier caso, es mi forma de darle la bienvenida al Dios Niño. Porque es lo único que salva estas fiestas que no son fiestas. Porque continúa siendo el origen de todo este tinglado que nos hemos inventado a la sombra del portal mágico de Belén. Porque su pobreza me sigue enterneciendo. Porque su sonrisa, desde la cuna hasta la Cruz, me sigue enamorando.
Un abrazo a todos.
sábado, 22 de diciembre de 2007
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5 comentarios:
Bien dices, berrendita, parece que buscamos la inocencia perdida en la mirada de los niños. Esta Navidad cada vez más comercial oscurece un poquito el brillo de esa cunita del pesebre, allá en Belén...pero gracias a textos como el tuyo la Navidad cobra significado, y ayuda.
Un abrazo, Ana , y Feliz Navidad. Y sigo por el otro blog.
Yo este año estoy loca con la Navidad y no quiero que llegue el 8 de enero, porque ese día estaré repitiendo mi viaje de vuelta a Italia.
Quiero disfrutar de la navidad poco a poco, a pequeños sorbos, como el vino de Toro.
Y disfrutar de los buenos momentos que estas fiestas conllevan. Como reirte del árbol que os han plantado delante del ayuntamiento. Si lo ves es normal que te deprimas, lo entiendo.
Pero en estas fechas, además de pensar en los que faltan estaría bien acordarse de los que tenemos aquí cada día.
Sí, Lola. Mis pequeñas sobrinas le han devuelto a esta casa aquella navidad que vivíamos de niños.
Estrellita de mar: a ver si apuramos a pequeños sorbos un día de estos, en Toro o en Zamora. Ambas tierras para mí son la misma. Y sí, tienes razón: lo del árbol es para hacerse el arakiri. No puedo con tanta cutrez. :). Por no hablar de los "papanoeles" de los cohones que trepan por las ventanas, que dan ganas de salir con una recortada y dejarlos como a una estera. Y es que siempre fui de los Magos de Oriente... qué se le va a hacer.
¡Feliz Noche a la autora de este blog y a todos los que lo visitáis habitualmente!
¡Que la Nochebuena nos llene a todos de ese Amor tan necesario...!
Un abrazo
Felices y perezosas Navidades, Berrendita, desde esta orilla.
Un beso muy grande.
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