Aprendo a reconocerte en las cosas invisibles, en las cosas pequeñas, imperceptibles, que siempre me hablan de ti, que nunca te dejan irte a ningún sitio, que te atan a mi alma para que nunca te marches del todo. En la fuerza de los tuyos, en tus cinco costillas, en esa unión más fuerte que la propia vida, en esa lucha cotidiana por seguir mirando de frente a la vida, que tan cicatera ha sido con todos. En cada paso de Guti padre, en los matinales besos de mi Guti hijo, mi amigo del alma, mi niño, mi compañero en tantas cosas, en tantos momentos, en tanta vida.
Aprendo a buscarte en cada sonrisa, en cada rincón de la casa, tu casa, donde aún huele a tus comidas de postín, a los fogones generosos donde todos éramos bienvenidos; en la promesa de futuro en el vientre de Nuria, en este otoño que susurra tu nombre todos los días, todos, cuando tanta falta me haces, tanta falta nos haces, y te busco cerca para que todo sea más fácil, menos pesado, más llevadero.
Aprendo a llevarte conmigo, a intentar no echarte de menos, a sonreirte desde aquí abajo para que sepas que el vínculo está intacto, que nada hay de mí a ti que no sea verdad, ganas de desgastar la vida bajo tu sombra. A creer, a esperar; a dar fe de esa resurrección que tantas veces hemos celebrado bailando Mayalde en el patio de casa cada domingo de Pascua. A sentirte cuando nadie se da cuenta y yo tengo la certeza de que estás a mi lado para consolarme, para levantarme, para recordarme que soy una tía fuerte aunque a veces me quiebre como el cristal.
A cerrar los ojos y escuchar tu voz, y saber que sigues ahí, tan cerca, tan protectora, tan leal, tan queriéndome en este octubre -Teresa, ternura. Mi Tere querida- que ya no es octubre porque hoy me quedaré con ganas de llamarte y de celebrar un año más, de seguirte queriendo aquí, carne, calor, por mucho que me empeñe y me emplee en esta nueva forma de quererte tan anormal, tan atípica, tan a este lado de la vida; de seguirte abrazando cada día hasta que siento que el aire me acaricia y reconozco en su soplo el aliento de tu palabra sabia y sincera, el susurro de tu nombre, tu presencia tan querida.
Y quiero celebrarte siempre. Hoy, ahora. Este quince de octubre sin santo ni seña. Mañana, pasado, después. Hasta mi último día. Y quiero escribirte desde la alegría aunque me cueste la misma vida reconocerte en las cosas invisibles, en tu no presencia; acostumbrarte a este tenerte al otro lado, sostenida en la fe, en la certeza de que somos eternos. Y quiero guardar en esta fábrica tu puesto de soñadora, el hueco de tus comentarios, tus llamadas, los febreros que tienen que venir, tantas cosas que ahora mismo me duelen como una herida sin fondo pero que mañana serán la pista, la consigna para recordarte con una sonrisa inabarcable, con el agradecimiento a la vida por dejarme estar, ser y crecer a tu lado desde niña.
(La foto, tan bonita, es de la boda de Ana Teresa. Tu niña. Nuestra niña. Así quiero recordarte siempre: emocionada, inmensamente feliz al lado de José Luis, tan cerca de esos nietos que están en camino. Gracias por tu vida, Tere. Gracias por la inmensa lección de amor que nos dejas)
8 comentarios:
mil besos míos y de ella, no tengo palabras hoy, sólo lágrimas
Felicidades, Tere. Allá donde estés.
Precioso, como tú, Anita. A ver si me dejan y me acerco a llevarle una flor y un beso.
Cuanto se echa de menos, cuanto prima querida!!!! Yo tampoco podre felicitarte ni siquiera por e-mail, pero en mi pensamiento siempre estara marcado este 15 de octubre, como un dia para celebrar, para celebrar tu risa, tus fotos, tus comentarios, todo lo que a ti se te ocurria y compartias por la red. Un beso prima querida, nunca podre olvidarte.
Amaia.
Precioso Ana.Si desde algun sitio te ve, se tiene que sentir muy orgullosa de haber tenido en su vida a alguien como tu. Un beso. Pili.
Tere, siempre te acordabas de felicitarme el dia de mi cumpleaños, que coincidía con tu Santo. Nos orgullecemos de haber sido tus amigos. Te cantamos un "Fado corridinho", que sé que nos escuchas. Por ahí arriba debe haber buena "resonancia". Un beso volando va...
Estoy seguro de que Tere está sonriendo y que ha recibido, donde esté, todas estas muestras de amor. Felicidades, Tere.
PRECIOSO
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