Os pongo en antecedentes. El pasado lunes, un anciano de 80 años moría abrasado en Salamanca al encender una hoguera y quemarse el contenedor del camión donde vivía, en un cementerio de coches. Sigo sin reponerme y sin mirar de frente a esta vida que se supone que es más justa, más solidaria, más igualitaria. Y allí, en ese contenedor, sigue ardiendo nuestra vergüenza. Besos.
Abrasado en la hoguera de nuestra vergüenza
viernes, 28 de noviembre de 2008
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15 comentarios:
Justicia, esa gran desconocida por más que se nos secan las bocas de pronunciarla. Ese ansia, que de puro justa parece imposible de alcanzar. Espero que Romaniche la haya alcanzado donde impera la verdadera Justicia, la de la Paz eterna. ¡Qué preciosidad de columna, Ana!
Sí, Ana, nuestra vergüenza quedó abrasada para siempre en ese trágico incendio. Aunque yo creo que se abrasó hace ya mucho tiempo. ¿Tenemos vergüenza? ¿Acaso nos entristece de verdad un hecho tan terrible como ése? Nos entristece un ratito, nos avergonzamos unos segundos, nos lamentamos un instante. Y, luego, seguimos adelante con nuestra vida sin intentar evitar que hechos así sucedan, no el incendio quizás inevitable, sino la indigencia. Y nos preocupamos de nuestro quehacer diario lleno de problemillas estúpidos, en general, y no de lo realmente importante. Esta civilización que construimos entre todos es hipócrita, falsa, egoísta. Quiero decir, soy (somos) hipócrita, falso, egoísta, y, con excepciones dignas y santas, nos importa un bledo que el indigente Romaniche haya muerto en el incendio de su pobretería.
En tu espléndida prosa de siempre, tú lo dices: se nos llena la boca hablando de desarrollo, solidaridad, servicios sociales e igualdad . Ése es el problema: se nos llena la boca, pero no la conciencia.
¿Y para qué engañarme(-nos)? El día de hoy será como otro día cualquiera, donde mi (nuestra) conciencia hará lo de siempre: acallar el deseo innato, imperiosa necesidad por otro lado, de hacer realmente el bien, porque eso supone renunciar a mucho.
¡Qué pena! (Y qué fácil escribirlo.)
Que realidad mas cruda y mas real, pero Romaniche era uno mas del montón que viven en nuestros pueblos y ciudades. Mas, todos leemos esa clase de noticias y nadie se moviliza y hace manifestaciones para que no vuelva a ocurrir.. una pena, ¿no crees?
Un beso.
me sube un escalofrío por la espalda
Solo puedo decir que qué pena... Y menos mal que queda gente como tú con una conciencia así...
Todos hablais de verguenza, pena y justicia, ( Ana perdón por la expresión ) a mi esto me pone de mala ostia, pues si todos que remos justicia y a todos nos da pena, ninguno de nosotros, ni el resto del mundo, hacemos nada para poner remedio, pues Romaniche es solo un grano de arena en el desierto de los sin techo.
Lo que está claro es, que mientras estas cosas no nos salpiquen, nadie va ha mover un dedo
Alfredo
Anita: hace una semana apareció muerto un amigo, también Manolo, que me pedía pitillos y a veces un cortado, que dormía al raso y que había dejado atrás un pasado que nunca logré descubrir. Ya es tarde. Una vez (estaba yo un poco iluminado) le hablé Cortázar y todavía no sé por qué. Él me contestó que prefería a Borges, que lo entendía mejor.
Mi Manolo murió al raso, de frío o del corazón. Y nunca se me ocurrió ni preguntarle qué libro prefería de Borges. Soy un cabrón. Me quedaba tranquilo con un camel y un cortado y no se me ocurrió nada más.
Así que no he rezado por él. Ni por Borges. He pensado en irme a morir de frío (o de literatura) pero tampoco me sirve. Tú me dirás.
Un beso.
está claro que el diablo vive aquí, con nosotros, disfrutando con su fuego.
Berrendita, gracias por remover nuestras conciencias y espero que tambien la de los politicos, esos que tanto hablan del "bienestar" y del desarrollo.
¿Para que sirven los Servicios Sociales de cada Comunidad? ¿Para seguir enriqueciendose unos pocos sin acordarse de los muchos Romaniches que hay por todos lados?
¡Que verguenza de sociedad!
Besos
Salud
El Coronel
No hace falta ir a la India para ver situaciones extremas de abandono y de miseria.
Luis y Mª Jesus, ¡que ironia mas fina!. Aunque en el hotel de las bombas en Bombay, no creo que se viera mucha miseria.
Salud
El Coronel
Y esta, Berrendita, es una más de las muchas injusticias sociales q ocurren cada día (no sólo en el mundo) sino en cada una de nuestras respectivas ciudades. Muy dura la realidad es. Un saludo.
Es desgarrador.
Nuestra culpa.
La muerte.
La cercanía.
La lejanía...
todo eso a lo que le pones nombres, hace que uno se sienta pequeño e inservible.
Besos
Gracias,por todos tus sentimientos,se nota que las cosas no te son superficiales;que no pasan por tu piel y tu alma dejándote indiferente.Un beso desde Cádiz.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Qué razón tenéis cuando decís que no hacemos nada, que descargarmos nuestra conciencia y ahí acaba la hisoria. Yo, al menos, intento que no se nos olviden estas cosas que nos hacen tan pequeños, como dice AdR.
Mil besos.
p.d. Mar de Cái, bienvenida siempre. Allí, a orillas de ese mar, he dejado siete años de mi vida. Allí, sobre las olas, vive mi alma. Y allí, al pie del agua, siempre quiero volver. Guárdamelo hasta entonces. :)
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