martes, 2 de septiembre de 2008

Veinte años

Yo tenía veinte años. Él siete más. Parecía sacado de una cinta de Coppola, tan inmenso, tan precioso, tan perfecto como una isla de las ganas y me lo iba aprendiendo de soslayo cuando notaba su brisa circundando mi espacio.

La primera vez que hablamos yo venía de matar el verano bajo la ducha; ví su sonrisa a través de las gotas de agua que se zafaban de mi pelo, empeñadas en escapar sobre mis hombros hacia la nada. Me abrasé de amor en aquella puerta sin querer. Me encendí entera del desconocido orgullo de sentirme hembra cuando aprendió mi nombre. Noté su mirada zurziéndome la nuca cuando le di la espalda y continué caminando, danzando sobre las losetas, mientras los martillazos del deseo taconeaban sobre mi pecho.

Entonces decidí enamorarme como se enamora una a los veinte años, aprendiendo a conjugar la ternura con los imposibles, dejando que se tambalease el mundo escondida bajo el cielo protector de su espalda. Allí mismo libré la batalla primera contra mis prejuicios, desnudando de su armadura la piel donde me grabé su nombre, queriendo morir esparcida sobre su camiseta.

Siempre pensé que un día aparecería en su inmensa moto y me rescataría como un héroe de la ciudad pequeñita que amo sin reservas pero te estrangula en sus murallas. Sabía que no iba a venir. Y nunca vino. Vivía lejos, más allá de mi querencia, edificando paraísos que no me pertenecían. Necesité maldecir su sonrisa unas cuantas veces para que se me olvidase el sabor verde de sus ojos pequeñitos que tantas veces comí como aceitunas sin hueso en su punto de sal.

Guardé un par de fotos en blanco y negro en una carpeta prohibida y le hice un hueco en el corazón, allá donde convive todo lo que he amado. No en el músculo que late, sino en la ciudad invisible que nos mantiene en pie incluso cuando nos duele como canicas bajo el zapato.

Hace poco abrí la carpeta clandestina y me sorprendí contemplándonos tan jóvenes, tan guapos, tan perfectos en el engranaje de las caricias. Desandé los años y las maldiciones desde la alegría. Brindé por el poso de amor que dejó en mi vida, cuando trazaba sobre sus pecas el mapa de mi aprendizaje. Recité los mil perdones por mi orgullo, pues fui yo la que llegó tarde. Y lo abracé a través del tiempo pidiéndole a los vientos que algún día susurrasen mi nombre bajo su ventana.

32 comentarios:

Lucano dijo...

"... que veinte años no es nada, que febril la mirada, errante en las sombras, te busca y te nombra...".

Esa carpeta tuya guarda con mimo parte de los cimientos de la ciudad que late. Todo hace que sigamos en pie. Todo, que insistamos en beber posos. Todo, que recordemos de vez en cuando. Todo y nada. Mil flores.

Bicho dijo...

Hoy me has tocado el corazón, Berrendita...

"Siempre pensé que un día aparecería en su inmensa moto y me rescataría como un héroe de la ciudad pequeñita que amo sin reservas pero te estrangula en sus murallas."

Yo también tuve mi "héroe de ojos verdes"; con sus "idas y venidas" y me enamoré como una loca(que es, al fin y al cabo, como hay que enamorarse). Pero al final me rescaté yo misma de la ciudad y me fui lejos. Sólo entonces, vino a buscarme. Y se quedó a mi lado.

Ojalá, dentro de veinte años, pueda mirar atrás y encontrar en "esa carpeta", como tú la llamas, algo más que una foto. Ojalá el tiempo, no nos atrape nunca, ni nos haga sentir, que llegamos tarde el uno al otro.

Eres una maestra, tienes algo especial cuando escribes. Hoy me iré a la cama susurrando un nombre, aunque no sea el mismo de tu galán sacado de una peli de Coppola.

Un beso fuerte!

interpreta-sones dijo...

aunque no te rescatara, motorizado (qué daño hizo richard guere en aquella peli!) seguirá viviendo en un rincón de los recuerdos, limpio, inmaculado, para que tú lo rescates a él.

M@r@ dijo...

Yo he vivido poco,pero contando lo que cuentas seguro que ese hombre te dejo marca.Y esque esos ojillos verdes seguro que no se te borrarán de la cabeza nunca....


Bss Berren

javixu dijo...

Buena reflexión Ana. De todo lo bueno y lo malo que pudiese pasar, quedan recuerdos. Guarda recortes de los buenos, y por qué no?. Aunque las cosas nos hayan salido mal, no nos tenemos que arrepentir, todo lo bueno que nos llegó ha dejado una marca que siempre perdurará en nuestra memoria.

Ánimo!

Arcángel Mirón dijo...

Qué bien narrás, Berrendita!

Me encantó la historia.

Ana Pedrero dijo...

Lucano: en efecto, veinte años no es nada. En cuanto a los posos, bebería mil veces este poso de amor que la vida me dejó con veinte años. Pero no todos los posos me saben tan dulces. Te aseguro que hay posos tan amargos que hace tiempo intenté expulsarlos por las cañerías de mi alma. Aún hoy me producen acidez. Mil flores para tí también.

Bicho: la carpeta existe. El galán, también, aunque nunca le pondría ese apelativo que suena pelín chulesco :). Has llegado en el momento justo. Aprovéchalo y, cuando rías, házlo en nombre de todos los que no supimos ajustar los relojes. Cosas de la vida. Un besito, y una caricia para tu corazón.


Raúl: sigue viviendo inmaculado, limpio, siempre a salvo en los archivos clasificados de mi memoria. Como todo aquello que muere sin ser consumido. Un beso.

Mara: ojalá dentro de veinte años recuerdes con la misma nitidez que yo el verde de unos ojos que nunca más miraste. Entonces, acuérdate de mi, que estaré hecha una pureta de cuidado. Mil besos, pequeña. :)

Javixu: de eso se trata. Si tuviésemos que ponernos en pie con el peso de los malos recuerdos, viviríamos todos con la espalda encorvada. Gracias por pasarte, es un lujo leerte. Un beso.

Arcángel: tú sí que "narrás" bien. Cualquier piropo que venga de ti me lo guardo en la carpeta del orgullo mal disimulado. Un beso.

Unknown dijo...

Impresionante. Me has hecho llorar. No puedo decir más.

"Rober" dijo...

Efectivamente, eres muy buena.
Leer estos textos tuyos evoca sentimientos, cada vez distintos, cada vez más o menos intensos, pero geniales.

Sigo leyéndote.

Ana dijo...

Pues ya he llegado Berrendita a tu fabrica y desde luego, como siempre, me has desprendido la admiración y la lagrima. Tus palabras bordadas con esmero en cada entrada hace que mi alma dormida despierte aun mas.. gracias por tus palabras, gracias por tus sueños, gracias por tu fabrica.. y sigue encendiendo hogueras en los corazones de tus lectores!
Un beso muy fuerte!

Anónimo dijo...

Te felicito por este hermoso texto. me gustó, porque me gusta lo que me hace sentir y tu prosa lo ha hecho.
Felicidades

Un abrazo

Anónimo dijo...

Berrendita, tienes la facultad de hacernos sacar cosas de nuestra mochila de la vida, esa que todos llevamos a la espalda y que a veces tanto nos condiciona, pero al leer esta historia, no he podiod por menos que acordarme de muchas cosas de mi mochila, buenas malas y regulares, pero mias y siempre de alguienmás.
Gracias
Salud
El Coronel

Anónimo dijo...

Tengo veinte años, Berrendita. Así que imagínate lo bien que me sienta este traje de letras que has cosido hoy entre sueños. Debemos tener la misma talla, porque me siento bien ajustada a ti, hoy, como siempre.

Me encantas, no lo puedo remediar. Y así, tranquila y desde la distancia, una distancia cercana, con ese poso de amor que dejó en ti y tú dejas en tus palabras, te agradezco que compartas estas cosas con nosotros.

¡Y gracias por seguir queriendo a Lucía!

Ana Pedrero dijo...

Noelia: gracias por tus lágrimas. A lo mejor son las gotas que empapaban mi pelo aquel día. Mil besos, niña. :)

Roberto: pues gracias a tí también. De eso se trata: cada cual evocamos nuestros veinte. Yo también sigo asomándome a tus preciosas fotografías. Vuelve pronto, que me encanta verte por aquí. Un beso.

Ana: yo sólo enciendo una mechita. Después sóis vosotros los que os dejáis consumir, cada uno en vuestros sueños. De todo ello se nutre nuestra fábrica. Un besito.

Trini: bienvenida, ante todo. Pues pilla taquilla, coge mono y quédate de operaria, que aquí cabemos todos. Gracias por sentir. Un beso.

Coronel: generalmente las cosas bonitas son nuestras y de alguien más. Eso es lo que merece la pena no apear nunca de la mochila.
A sus pies siempre. Un beso.

Félix dijo...

¿veinte años?
Yo a los quince me enamoré de unos ojos cálidos como sol de primavera que aún hoy siguen confortándome en mi día a día. Y abro mi carpeta todos los días para acumular nuevas imágenes que admirar con el tiempo.
Cordialmente,
Félix

Kinush dijo...

qué sensualidad destilan tus palabras. Me has traído a la mente recuerdos de aquel amor que tuve en esa edad...de aquellos momentos fugaces cargados de pasión....¡ayns! juventud divino tesoro ya te vas para no volver...

veinte besos desde la nostalgia Berrendita.

AdR dijo...

Metaforeas como muy pocos hacen.

Me he perdido, pero agradable y gustoso, en los sentires de una mujer, de una mujer de 20, al caer enamorada de...
¿un bello fantasma?

Besos

estrella de mar dijo...

¿Y cómo se enamora una a los 20 años?

jaja

yo también tengo un diablo de ojos verdes que me da quebraderos de cabeza, aunque en mi condición de enamoradiza fui precavida y, en vez de carpeta, tengo una caja de pijamas clandestina, con más espacio para rellenar. Y aún me queda espacio libre.

Un abrazo, ¿vuelves a soñar?

Ana Pedrero dijo...

Fusita: tienes veinte años -¡¡sólo veinte años, por dios!!- y siglos de sabiduría e intuición escondidos debajo del colchón. No malgastes tu tiempo como hice yo. Dentro de veinte años celebraremos juntas tus cuentos. Y dentro de mil seguiré leyéndote en Bergai. Y, por supuesto, seguiré queriendo a Lucía, porque la veo igual de pura que tú. Eres impresionante. Mil besos.

Félix: todos nos enamoramos a los quince años, con igual o desigual fortuna. La tuya es inmensa, por saberla mimar, por saberla mantener, por saber seguir amándola cada día. La de ella, es un tesoro. Por tenerte a ti. Un beso. :)

Kinush: besos desde la alegría. La nostalgia, déjala para los viejetes. Volvamos a pasear por los veinte, aunque sea cerrando los ojos. Un beso, artista.

AdR: no, no fue un fantasma. Te aseguro que fue real y, aunque corto en el tiempo, no sabes (ni él siquiera) lo que marcó en muchas cosas el rumbo de mi vida. Por lo demás, páséate y piérdete por mis letras y mis sentimientos lo que gustes. Ya te he dicho que para mi es un lujo, y no sabes cómo de grande. Besos. :)

Estrellita mía: vuelvo a soñar, claro. No queda otra que meter el dolor en una taquilla bajo siete llaves y seguir viviendo. Y seguir soñando. Y seguir sonriendo. Bendita tu, que tienes sitio junto a tus pijamas. Deja el justito para que quepa otro, que si no te puedes volver loca. Un besazo, me encanta recuperarte por la fábrica.

Anónimo dijo...

Barrendita, no consiento que te pongas a mi pies, no lo puedo permitir, seré yo el que este siempre a los tuyos. Por muchos motivos.
No nos abandones nunca.
A tus pies
Salud
El Coronel

Alberto dijo...

Que veinte años no es nada...
que cantaba aquel.

me ha encantado arribar a tu rincón, lo visitaré con asiduidad.

Un lujazo.

Saludos.

Lola dijo...

Ay, Berrendita...cómo me ha gustado este pedacito de tu vida tan apasionado...y tan dulce.
Tanbién tuve veinte años y también hubo un mocetón de los de quitar el sentío...pero la verdad es que prefiero que se quede ahí, con su mirada y su sonrisa...como si el tiempo no hubiera pasado. Qué leches! ahora ya no me parece tan guapo(...)
Estoy de vacaciones, disfrutando mucho.
Un besazo

Luis y Mª Jesús dijo...

¡Jo!, Berrendita, ¡qué bonito!. He disfrutado con la belleza de tu relato y casi he sentido el agua que resbalaba por mi melena. Y, aun anclada en la tierra, de mi ciudad invisible rescaté mi héroe, ese de cara redondita y ojos pequeños que hace tantos años comparte almohada conmigo y que relaja sus nervios con la moto de trial. Es una imagen distinta, menos bella sin duda, pero te agradezco esta visión de héroe que nunca se me había ocurrido.
Por cierto, no creo que las fotos de tus veinte años sean en blanco y negro.
Un beso
María Jesús

Mara dijo...

Qué post tan bonito para llegar a un blog! Hola Berrendita, me ha encantao y ahora me has dejado con la curiosidad!! ¿qué pasó con él? ains! Muchos besos!

Ana Pedrero dijo...

Coronel: le haré caso doblemente. En vez de ponerme a sus pies, le daré el brazo gustosamente cuando quememos Madriz, con zeta. Y no se preocupe, que no pienso desaparecer. Soy demasiado grande para meterme en una chistera. Un beso. :)


Alberto: gracias por arribar a este rincón desde el tuyo, tan bonito. El lujo será tenerte con asiduidad. Un beso, bienvenido.

Lolita!!!: ole, ole. Qué bien tenerte por aquí en medio de tus vacaciones. Pues claro que tú también tuviste tu héroe (espero que no sea el mismo que te provocó aquel atracón de hornazo, jajaja). Sobre lo de verlo más feo, la verdad es que el tiempo hace estragos sobre algun@s. Lo importante es que se mantenga aquella mirada, aquella sonrisa que un día te transportó al país de los sueños, no?. Mil besos, amiga. Pronto nos vemos.

María Jesús: Luis y tú, a vuestra manera, sóis un pedazo de héroes de lo cotidiano. Con moto o sin ella. Ese 5ºB que habitáis es una ciudad sin ley donde todos los días os jugáis el pellejo para convertirla en un paraíso. Conseguirlo es de héroes. Mantener lo construido, también.
Sobre lo del blanco y negro, te diré que es rigurosamente cierto. Claro que a mis veinte años todas las fotos eran ya en color. Pero estas son en blanco y negro. Somos nosotros los que aportamos el color. Un beso.

Mara: gracias por llegar desde tu reino de hadas. Te doy un beso de bienvenida. Lamento no poder satisfacer tu curiosidad porque hay cosas que quedan para uno. Él vive aquí, en los sueños. No lo estropeemos. Quizá la vida nos vuelva a reunir. O no. O sí.

Guarismo dijo...

Ya está todo dicho, Berrendita, y no hay hueco para más comentarios... salvo la repetición. Llego tarde.

Pero repetiré: me remueves mi primer amor "de verdad" (a los 17, fui más precoz) sobre el que debería escribir algún día, emulándote (bueno, intentándolo; emularte es imposible).

Y sigo repitiendo: describes y escribes como los ángeles. Ésta tu bitácora es un oasis que nos colma (a muchos, me consta y se ve) la sed del corazón, y nos calma y nos emociona al mismo tiempo. La primera vez que se te lee, gustas; la segunda, se te disfruta; la tercera se te paladea... (a tus palabras me refiero, claro).

Un abrazo y gracias por dejar que te leamos. Es un privilegio.

Miguel

Anónimo dijo...

Berrendita, ese dia de mi brazo, seré el madrileño mas chulo y mas castizo de este Madriz. (deseo que ese dia, me vean muchos conocidos, para que lo cuenten) Espero que tu vayas con la falda almidona y los Nardos apoyaos en la cadera.
A tus pies
Salud
El Coronel

Ana Pedrero dijo...

Guarismo: nunca está todo dicho. No digas eso. Me encanta leerte, aunque sea tarde, al igual que me encanta conocer tus historias de cuatrocientas palabras sazonadas con viento de levante. Me sonrojas, lo sabes. Gracias por paladearme. Un beso. :)

Coronel: vaya buscando los nardos, que las caderas ya las pongo yo. Otro beso. :)

Anónimo dijo...

Berrendiita, hablando de caderas, podrias un dia escribir y contar cosas sobre las caderas femeninas, que yo creo que tiene voz y hablan algunas veces. ¿no crees?
A tus pies
El Coronel

Ana Pedrero dijo...

Me lo pensaré, Coronel. Me lo pensaré. Pero a lo mejor las mías no caben sólo en un texto, jajaja.

Un beso. :)

Unknown dijo...

Berrendita... nos has vuelto a regalar una entrada que es una delicia... llevas una racha, que nos deleitas de una manera!. Se nota mucha pasión en ese chaval que te marcó... Me ha gustado cómo comienzas el segundo párrafo "La primera vez que hablamos yo venía de matar el verano bajo la ducha"... qué chula expresión!

Un saludo!

Ana Pedrero dijo...

Gracias, Ricardo. Me encanta verte por aquí, entre película y película de tu cine. Dices bien: me marcó. Pero eso no siempre es negativo, como es el caso. Y en cuanto a la expresión, es que es verdad: la primera vez que hablé con él estaba recién duchadita, con el pelo empapado, osea, que venía de matar el calor del verano bajo la ducha, no?

Un beso.