Fiesta del doce de octubre en la España de la calle dividida por la división eterna de España. España, nuestro suelo y nuestro cielo, sin fronteras, si España es también Portugal y el mar azul que nos rodea como un grupo de cuatreros amedrentando a una chica hermosa.
España, mi España, la de las dos banderas si ninguna se impone por cojones. España como una explosión en los dientes. España blanca de luz, España negra de lutos, de ritos, de toros sagrados que mueren en la arena en las tardes de calor y moscas.
España de golondrinas que surcan el verano; España de los niños descalzos que cantan carnavales en la playa; España de río Duradero, del sol posado sobre las terrazas de la plaza mayor de la piedra dorada. España del paseo de los tristes en el que emerge la Alhambra como un consuelo evocando el rezo del almohacín; España de olor a salitre y barquitas de pesca allá donde el sol se esconde entre los dos castillos que abrigan La Caleta. España de verbenas y vemús con los viejetes bailando al tres por cuatro.
Mi querida España de tirios y troyanos. La España que canta el himno de la libertad por boca de quienes nacieron en tiempos de la democracia y de quienes nunca se callaron. España de Cristos con los pies desgastados de besos; España herida de amores que nunca cicatrizan. España de versos desgastados y de versículos profanos redactados sobre la piel. España presumida de castañuelas y dolor jondo, del dulce quejío de las comparsas, los cantes de ida y vuelta, de norte a sur, el vaivén liviano de las voces, el redoble de las penitencias, el silencio que nos arropa, los héroes del silencio que son los héroes de cada día.
España de cuernos y caperuces, de olor a pino y bosque por el santuario sombrío de Valorio. Verde España de montes cantábricos, verde que te quiero verde en las alturas de Grazalema y mirando hacia Africa allá donde el viento sopla más fuerte. España de sol y nieve, de pieles tostadas y miradas claras. España de catedrales y mezquitas, espejo del sueño eterno de Al-Andalus. España judía y emigrante, España exiliada, España peremne. España de levante y de poniente, España de vivos y muertos, de lutos y saraos.
Este es mi país. En el arco iris reside la bandera de mi patria.
viernes, 12 de octubre de 2007
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5 comentarios:
Traigo dos versos de Jaime Gil de Biedma: "¡Ay, España, tu hermosura / qué de llantos acarrea". Un beso español, que es beso dos veces.
Se me ha adelantado el comentario para los días de nombre desconocido de Lucano. Allí he dejado mi primera impresión.
Además, poco que añadir a tu rosario de españas, cada una diferente y más bella que las anteriores, si cabe. Estas españas nuestras, queridas y vilipendiadas, a las que todos, aunque sólo sea un poquito, queremos. Españas de banderas y de himnos, españas de dos colores, españas de naciones. ¡Tantas españas!, pero siempre unidas.
Un saludo,
Luis Santos
Que tu pais no es España, que nuestro pais es Salamora.
Ondeo mi bandera blanca para que cada uno pinte lo que quiera. Orgullo de pisar esta tierra, de compartirla, de nada más. Un saludo!
Lo más oscuro del color de las banderas es el acento, el matiz, que su propia esencia oculta para separar más que para unir.
No celebro banderas.
Celebro besos, abrazos, perdones, susurros, canciones, versos, guiños y verdades.
Lo demás se lo dejo al que vive frente a mi, pero de espaldas.
Un beso enorme por celebrar, mi amor.
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