sábado, 20 de octubre de 2007

Mágica tierra nuestra

Siempre pensé que vengo de una tierra donde la podredumbre nos impide ver la magia que se esconde por sus esquinas. Pero esta noche era la noche de la magia y ni cien mil lenguas con sus doscientos mil filos nos la podía arrebatar.

Siempre quise creer en la magia. Quizá porque los únicos reyes que reconozco desde niña son sus majestades los Magos de Oriente, y no por monarcas, sino por magos. Porque nunca creí en otra corona que no fuese la de este trío que sigo esperando cada madrugada del 6 de enero como si con ello recuperase aquella emoción infantil que tanto añoro. Quizá porque desde tiempos inmemoriales los magos son como la carta del tarot que los representa: los que crean, los que ilusionan, los que nos iluminan la vida, los que ponen estrellas sobre el tapete. Y en estas noches de transición al invierno necesitaba 52 naipes franceses para reinventar una Zamora mágica donde el día a día no sea un ejercicio de supervivencia.

Mago Jesu, mago Jose, mago Paco, mago Marcos. Los cuatro reyes de la baraja, los cuatro magos de mi Zamora encendida de sorpresas en esta noche de octubre al pie del río. Los que extendieron la alfombra de la sonrisa en el bar con nombre de ciudad asturiana y tortillas de patata de pecado. Los que nos recordaron que sólo hay que creer para volver a ser un niño.

Y asciendo la cuesta acariciada por la nueva oda a la alegría que ha compuesto un circo del sol para este siglo XXI. Y llego a la puerta de casa flanqueada por la amistad, cierro los ojos y me digo que debo aprovechar que esta noche creo para escribir esta entrada antes de irme a la cama y no pensar cuando me despierte que acaso fue un sueño la bendita magia de esta tierra nuestra.

4 comentarios:

LUIS SANTOS DE DIOS dijo...

Mágica visión de tierras adustas, de reyes sin corona y de barajas sin tahur.
Nunca creí todo lo que me contaron, sino en lo que quise creer. Y, sí. Yo yambién creo en los magos, incluso reyes, pero sobre todo en los más mágicos, en esos que con sus ilusiones nos transportan a vivir sueños que, como tú has hecho, deben ser contados en el momento, pues si se dejan pasar perderán su magia. Cruda realidad, incluso en la noche de Zamora.
Un saludo,
Luis Santos

caminante dijo...

magia... es lo que neesita esta fabrica, para que nos siga creando sueños. un beso

Lucano dijo...

Magia, mucha magia. Para seguir creyendo. Para seguir soñando. Un beso.

Víctor L. Gómez dijo...

Un placer ver tanto arte zamoranico y sentirte orgulloso de tus amigos.

Espero que esta no sea la ultima esperanza magica de Zamora.

GRACIAS MAGOS!