domingo, 21 de octubre de 2007

El último bohemio

Se nos acaba de morir Patxi, que llevaba un año muriéndose y muchos castigándose. No sé si fue su mala cabeza o su santa voluntad empecinada en apurar la calle igual que apuraba el whiski o la coñaca. O simplemente que siempre renegó de una crianza entre algodones para echarse en los brazos de la bohemia, tan atractiva y tan cara como una puta de lujo. Porque la voluntad, los sueños y el salirse del tiesto siempre exigen peajes caros, tributos tan altos que hace que se conviertan en saltos al vacío de los que es imposible salir ileso. Y Pachi -lo siento, querido amigo, pero a mí siempre me gustó castellanizarte- lo sabía y lo pagó hasta dejar sus bolsillos vacíos de pasta y llenos de vivencias.

Me gustaba escucharle hablar de su vida en París, de sus historias por el País Vasco, de sus exposiciones y de sus proyectos, incluso cuando ya no tenía proyectos. Me gustaba hablando de su pintura extraña y sus aventuras locas porque te dejaba soñar con él. Y me gustaban las noches en que nos pillábamos pelín azufrados y se arrancaba por soleá porque se le ponía el alma flamenca y tocaba todos los palos. Con la voz rota y probablemente con el alma rota o llena de agujeros. Con los ojillos claros destilando esa vida tan intensa que siempre me fascinó, desde niña.


Lo de Patxi fue peculiar hasta el final. Cuando se lo llevó el coche por delante y le dejó el cuerpo con más empalmes que una estación ferroviaria, se corrió como la pólvora la noticia de que había muerto. Quienes lo conocíamos sabíamos que Pachi se había empezado a morir mucho antes, que sólo le mantenía en pie ese extraño idilio con la libertad, que fue la más fiel sombra que le cobijaba. Y yo nunca quise reconocerte en el abandono último, ni en las cadenas del último año, ni en el olvido y el silencio que impuso esta ciudad sobre tí como una losa. Ni en esas canas que retrató Pascual a traición, que yo hoy traigo hasta aquí para que no se me olvide tu rostro.

Salud y libertad, querido Pachi. Corrígeme la "che" por la "tx", que no me importa. Hoy brindaré por tu vida, por tanto como nos dejas, por tu sonrisa pícara y por ese alma flamenca que ya está arrancándose por quejíos en el tablao de Currillo el Palmo, ese que canta Serrat, en el cielo de los bohemios y las buenas almas. Que tiene que existir por cojones.

Ahora sí, Pachi. Ahora sí, la paz es tuya.
Un beso.


7 comentarios:

Víctor L. Gómez dijo...

Salud y libertad, Patxi.

Lamento no haber hablado nunca contigo ( por lo que te agradezco Amiga Ana esta semblanza). Te recuerdo en la bodeguilla, paseando, observando tu mundo.

Ahora solo espero que algún ser humano político, se inquiete y se edite su obra.

Siempre bohemio. ARTISTA

Javier García Martín dijo...

Que vuele alto Patxi. Se me viene a la cabeza la canción de Mecano...

"Bigote rocococo
de donde acaba el genio
a donde empieza el loco.
Mirada deslumbrada
de donde acaba el loco
a donde empieza el hada."

Donce dijo...

Gran entrada, triste pero totalmente hermosa, con palabras que salen desde el corazón y que sabes transmitir como tú sóla. Ana tú sí que haces magia, con el alma y un teclado: "magia contemporánea".
Es increíble ver cómo con unas sencillas letras he podido sentir ternura e imaginar la intensa vida de este alma solitaria. Seguro que para algunos era un simple borrachín pero, qué bonito saber que aún hay gente que mira directamente a los ojos y no se guía por las apariencias. Gracias a ti aquí Paxti siempre será el bohemio.
Casi no nos conocemos Berren, pero cada día me gusta más saber que no me equivoco contigo: eres una GRAN persona, quizá por eso todo duela tanto.
Un beso fuerte, hasta pronto.

Ana Pedrero dijo...

Gracias por la visita y por los comentarios. Víctor, como esperes algo de nuestros políticos, vas de cráneo.

Javier, ojalá que Patxi vuele alto. Se lo merece.

Marisa, guapa: tú ves la magia porque crees en la magia. Pero te aseguro que si existiesen varitas, ninguna estaría tan vacía e inútil como la mía.

Un beso.

LUIS SANTOS DE DIOS dijo...

Noto últimamente tu ánimo como nublado, como empañado por unas nieblas que, aun otoñales, todavía no han cubierto las veras del Duero. Desconozco los porqués, pero sí sé que no es recomendable permanecer mucho tiempo en ese estado. Recupera la magia lo antes que puedas, que ya somos suficientes los escépticos repartidos por este mundo de dios.
Un saludo, corto, ardiente y negro como un buen café ;-D
Luis Santos

Donce dijo...

No pienso hacerte ni caso. Incluso con esa frase en plan "Yerma", no me convences.
No hay más ciego que el que no quiere ver, Y PUNTO PELOTA!!

Ana Pedrero dijo...

Luis, Marisa: como dirían en Cádiz, no preocuparse. Supongo que la vida tiene etapas de duelos y revuelos. Y hay que pasarlos.
Nada más. Bueno, sí, que gracia siempre.

Un beso.
p.d.Beberé a sorbos ese café calentito a ver si me entona. ;)