Gigantes que izaban el sol como una bandera sobre la mañana de un domingo cualquiera, recordando que esta Zamora pequeñita es siempre tierra de gigantes. Gigantes que sobrevivimos entre gigantes de pies de barro que se nos vienen encima a su antojo. Gigantes que intentamos mantenernos erguidos entre gigantes sin alma cuyas urdimbres manejan los hombres a su antojo mientras empuñan el cetro de la cerrazón.
Y contemplando su danza anoté que el día a día en esta ciudad de piedra y silencios es tarea de gigantes.
4 comentarios:
Mejor los de verdad que los de goma, ¿verdad?. Un saludo gigante
Los nuestros, los salmantinos, hace ya mucho tiempo que decidieron esconderse en algún recóndito lugar y dedicarse a almacenar polvo y soledad; seguramente porque aquí, entre nosotros, es mejor no destacar y pasar desapercibido entre la masa.
¡Cosas de Gigantes!
Un saludo,
Luis Santos.
Los Gigantones Madre...
Ellos son de las pocas cosas "grandes" que nuestra Zamora.
Ojala su espiritu se impregne en niños y mayores.
PD: Yo he cargado clandestinamente el Ramon.
Berrenda...
"Cutto" :D Enamorada me tiene...
Mil Besos, preciosa
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