Hay una voz cálida que resguarda mis sueños desde niña. Un soplo de aire de la Toscana que aliña con el dulzor de Módena mis primeros recuerdos, las estancias de esta casa llenas de música.
El gran Luciano. El príncipe Calaf anunciando el amanecer desentrañando los acertijos de Turandot, la malvada princesa. El agudo más puro y esplendoroso, aunque los puristas nunca le perdonasen aquel devaneo a partes iguales con José Carreras y Plácido Domingo. Yo sí, porque ha sido el más brillante, el más rotundo, el más mágico. Porque descendió la ópera de los escenarios restringidos y la paseó de la mano entre los de a pie. Porque llamaba con su timbre único a las puertas de mi alma. Porque poseía la magia, el chorro inconfundible, el tesoro de la voz apresada siempre entre fulares para que no la rozase ni el aire. Poderosa, preciosa, con nombre propio.
Y esta fábrica, donde no se guardan minutos de silencio, hoy sueña pentagramas en la voz de Pavarotti. Caro Luciano, Grande Luciano, Bravo Luciano.
jueves, 6 de septiembre de 2007
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4 comentarios:
Que no deje posts no significa que no te lea. Significa sólo que te escribo.
Ya sabes cuanto te quiero, cuanto te leo, cuanto te añoro, cuanto te admiro,
Un beso enorme.
Darío Jurado
Que no deje posts no significa que no te lea. Significa sólo que NO te escribo.
Ya sabes cuanto te quiero, cuanto te leo, cuanto te añoro, cuanto te admiro,
Un beso enorme.
Darío Jurado
Hola Berren:
Yo también estoy por aquí, también te leo, te releo, aunque tampoco escribo pq a mí la pereza me abandonó tanto este verano que, vengo, miro y me voy.
Un beso fuerte,guapetonaa!!
Anita, cariño, hace muchos días que no nos contamos nada. Triste por la muerte de Luciano, claro que sí, y por las barbaridades que se hacen con la ópera y por la bobería nacional que sigue confundiendo las churras con las merinas y enarbola el "todo vale" porque el mundo se ha vuelto hortera y pesetero y raro.
Y mientras, ahí estais con vuestros textos (un poco vagos algunos menos Conchero, claro) y vuestros cariños y vuestros enfados. Aquí todavía hace calor, estamos en fiestas (la Santa Patrona, Santa Tecla, el día 23) y hasta que no nos pongamos um jersey ni hablar de Vírgenes ni de Cristos. Es curioso, lo pienso ahora, la Pasión sin frío no sería nada. Sin nubes amenazantes, sin ese viento helador en marzo, sin el miedo a la lluvia en abril. Por eso cuando el sol le da de lleno los varales de la Vírgen de los Clavos que camina despacito hasta el atrio de la Catedral, cuando una cigüeña está a punto de posarse en el palio pero no, pasa de largo, cundo te subes el cuello de la chaqueta pero agradeces ese sol como una bendición, que lo es, cuando brilla la Virgen se agradece más que si fuera un verano entero. Y es un momento.
Guapa. A ver si me hablas de José Tomás que por aquí, tan poco taurinos, están como locos. Entre el torero pijo, Cayetano, José Tomás y quizás Morante (los tres muy finos) la gente está que se sale.
Al final ha sido una carta. Domingo por la tarde, acaba de pasar por delante de mi casa una banda tocando el pasodoble "Amparito Roca" y ya falta menos para que nuetras Vírgenes y nuestros Cristos no hagan llorar lo suyo. Lo nuestro.
Besos.
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