martes, 15 de enero de 2013

Pintando el cielo


(Para Fili Chillón)

Andarás ya pintando el cielo. O describiéndolo verso a verso, igual que tantas veces has pintado y contado las cosas de nuestra Zamora, el rumor del Duero a su paso por Marialba, el crepitar de las espigas, la textura del adobe y de los palomares, el sonido del viento en los meses del frío, las madrugadas del Viernes más santo junto a la iglesia de San Juan, la rima pausada de los días y de las noches contemplados a través del mirador que vierte a la Plaza de Zorrilla, junto al bronce y a la fuente.

Pintando vida. Regalando vida, tanta vida, tanto amor, tanto cariño, ya sin las heridas en el alma y los dolores en el cuerpo. El mapa de las ausencias de los que se fueron; esa artrosis que retorcía tus dedos como cepas viejas y sabias, por mucho que te rebelases para seguir enlazando palabras, sentimientos, emociones más allá del lienzo y del papel.

Así, Fili, Sonriendo, tan guapa. Celebrando entre flores por las miles de flores que mil veces regalabas como besos en la distancia, como una bienvenida para el que siempre regresa. Abarcando el mundo con tus ojos inquietos. Acariciando con la voz a través del teléfono o compartiendo mesa y sobremesa, recitando con la misma ilusión de una niña que muestra su primer poema al mundo. Tan prolífica, tan rebelde ante las jugarretas de la vida, siempre en pie. Energía, amor en estado puro.

Andarás ya pintando el cielo. Adivinando el por qué de estos grises, de este frío que corta la piel como un cuchillo en las madrugadas, de las lluvias venideras. Ensayando azules y soles para que cuando llegue la primavera y todo sea verde y comience de nuevo el ciclo de la vida. Yo buscaré tus huellas, me dejaré acariciar por tu palabra sabia. Y celebraré tu vida bien cumplida sin pena; con alegría y agradecimiento por la buena, la inmensa suerte de haberte tenido tan cerca, tan al lado. De haberme sentido tan querida, tan mimada.

Y brindo, Fili. Brindo al cielo porque sé que andas pintándolo de sonrisas, descifrando los versos del aire, descumpliendo años, cobrándote abrazos que aquí abajo eran ya imposibles, resarciéndote de los dolores que nunca cambiaron el signo de tu sonrisa, la ternura de tus labios. Porque celebrarte es llevarte dentro, hacer memoria de tu camino y que nunca venga la muerte a borrarte con su soplo implacable.

Y así tú permaneces escrita en el viento.

Buen vuelo, querida.



(La foto, enviada por su hija Cristina, es del último cumpleaños de Fili Chillón, que se nos fue con las últimas horas del año. Ese día Zamora estaba más apagada, más triste, más sin color y sin versos. Te queremos)




1 comentario:

Isabel dijo...

Hermoso y merecido homenaje a una persona extraordinaria que ha dejado su alma y su sensibilidad por todos los rincones de su querida Zamora. Descanse en paz.