(Para Elvira Fdez de Barrio)
Sonriendo. Fuerte siempre en la apariencia frágil de tus maneras, en la suavidad de tus formas, en tu andar por la vida, de clase en clase, de escenario en escenario. Tú y tus niños. Esos que ya pasan de los cuarenta, que son artistas, maestros, amigos: Barreiro, Carpintero, Ricardo, Kely…y ese orgullo por la prosa de Juan Manuel, que defendías con uñas y dientes desde el pupitre del Amor de Dios hasta la gloria del Planeta.
Te veo defendiendo con una espada con nombre de leyenda, Tizona, un lugar para el teatro. Los otros niños que buscaron otros caminos. Luis Fer, Javier, Álvaro, Ana. Los nervios de los estrenos, el orgullo de los certámenes regionales para esos no profesionales que se defienden como profesionales cuando suben a las tablas.
Cierro los ojos y te veo así, tras el telón. Lejos de los despachos, de la política. Fiel a tus ideas, pero tolerante y plural. Amiga de todos. Trabajando por todos. Abrazando a esta ciudad tan herida. Haciendo más cómoda, más limpia, la camisa de lo público. Ojalá hubiese más como tú.
Cierro los ojos y te veo cerca, sonriendo, al pie de mi cama en el hospital. Tú casi sin fuerzas, ya con la herida dentro, y Asun siempre tan al lado, tan contigo. Yo sin poder moverme. Y tu sonrisa iluminando aquella habitación. Y tu sonrisa de febrero allí, en el mirador de la calle Santa y Clara, Tati abajo, cuando las Águedas te mandamos un beso en forma de coplillas y pandereta y la garganta rota de emoción, de vida.
Cierro los ojos y te veo, como los cerraré siempre para guardarme tu sonrisa cerca. Tu mirada azul y transparente antes de que se haga lo oscuro y caiga el telón. Y no sé si mañana, o pasado, o un día de estos, el calor humano será objeto de estudio, fenómeno de crisis sin riesgos. Pero sé que desde esta mañana Zamora es un poco más triste, bastante más pobre.
Un beso, Elvira.
1 comentario:
Me he permitido compartir tu hermosa elegía en mi muro de facebook.
Saludos cordiales
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