jueves, 21 de agosto de 2008

Por amor a Susan


Si hay una imagen que estos Juegos dejan para la posteridad, esa es la de Matthias Steiner. Su rostro de coloso envuelto en lágrimas le han lavado la cara a estas olimpiadas de la vergüenza que serán recordadas porque el mundo miraba hacia otro lado en un país donde los derechos humanos se escriben en renglones torcidos. Que serán recordadas también porque nuestro país en duelo no pudo mostrar su duelo y allá donde debieron ondear banderas a media asta se izó como un esperpento la de la sinrazón.

Steiner, con su pinta de brutote goliardo, rompió a llorar como un niño cuando se proclamó campeón olímpico. Hércules hecho añicos por el amor de una mujer. Hace un año perdió a Susan en un accidente. Cuando ella agonizaba en la cama de un hospital, él le prometió en voz baja el oro en ese Pekín lejano con que soñaban juntos. Ella ya estaba ahorrando para pagarse el viaje.

La carretera tuvo la culpa. En el asfalto quedaron rotos los sueños de Susan. En el asfalto comenzó a acuñarse la medalla de oro y coraje de Steiner. Allí, en lo más alto, el gigante teutón alzó un ramo de flores y mostró al mundo la sonrisa eterna de su compañera. Quizá escuchó su aliento en el esfuerzo supremo cuando levantó 258 kilos de peso. Quizá percibió la alegría de Susan celebrando su victoria por los rincones. Quizá grabó en sus músculos la caricia de los dedos de su pequeña princesa. Quizá sintió en la sábana el calor del viaje a medias que nunca fue.

Hemos visto a un coloso sostener en sus brazos una pila inhumana de peso, como quien sostiene todos los dolores del mundo. Probablemente aquello no era nada comparado con la ausencia, la rabia y la impotencia que Steiner fue amansando en la soledad de sus entrenamientos. Por eso sus lágrimas enjuagaron las mías.

Ahora sé que es cierto que el dolor nos hace más fuertes; que no es leyenda que la casta de los bravos se fermenta en el castigo; que aunque el peaje sea caro, siempre crecemos. Aunque hayamos visto al hombre más fuerte del mundo escalar la cima de la gloria y despedazarse en lágrimas por el amor de una mujer.

24 comentarios:

Unknown dijo...

No conocía esta historia. Me parece preciosa, desde luego. Y todo un ejemplo de superación.

Cada día tengo más claro que me quejo de vicio.

Ana Pedrero dijo...

De vicio no, Noelia. Nos quejamos de "tricio". ;)

Un beso, valiente. Tú también estás en mi podio, lo sabes.

Alberto dijo...

Que historia más bella. Este Atlas moderno cargando sobre sus brazos todo el peso del mundo por amor. Seguro que mientras levantaba toda esa mole estaba tocando el cielo por su mujer.

Un fuerte abrazo.

Alfredo dijo...

En un dia como hoy, especial para mi, pues apartir de hoy, parece ser que no me podré mojar la barriga, pues así es como reza el dicho, de los cuarente para arriba...., me he emocionado y no por lo que el 22 de agosto sea especial, sino, por tu nueva entrada, joer Ana cada dia lo bordas mas

Un abrazo

Anónimo dijo...

Berrendita, uno que ya a estas alturas ha pasado por muchos sinsabores de la vida y creer estar curado de espanto, leyendo tu blog, me doy cuenta de que todavia me queda mucho por pasar, pero me alegro darme cuenta, de que todavia no estoy curado del espanto.
Como dice Noleia.: Señal de que mi corazón esta vivo.
Gracias por todo lo que escribes, me hace mucho bien.
Los hombres tambien lloran y no por eso menos hombres.
Salud
El Coronel

Guarismo dijo...

Bonita, triste y ejemplar historia... y bonita pluma la que luce, como siempre, nuestra guía en esta fábrica de sueños.

Unknown dijo...

Gracias Berrendita por este post. Ando un poco desconectado de las olimpiadas y sigo más o menos lo que hacen los españoles pero poco más pero esta historia entre Steiner y Susan... es muy triste y a la vez bonita... esa promesa al oído... le valió para sacar fuerzas de donde fuera y conseguir la medalla... y las lágrimas irremediables. Impresionante.

Me uno a tu lazo por el dolor de las víctimas y familiares de Barajas.

Un saludo, Berrendita.

M@r@ dijo...

Pues yo si la conozco y la verdad que es digna de ser escrita....Espero que el ''Hércules''como tu lo llamas es un hombre que recordará siempre esta medalla.....

Bss Berren

Kinush dijo...

Una historia real, bellísima con su moraleja incluida y sobre todo contada de un modo magistral por nuestra gran Berrendita.
Pues si es cierto, el dolor y la ausencia nos hace más fuertes y aquellas promesas que en silencio juramos cumplir las realizamos a fuerza de lágrimas, amor y esperanza.

Anónimo dijo...

No lo sabía, no conocía esta historia. Y ha sido mejor... prefiero leerla de tu puño y letra, sin que nadie me la haya contado antes, para que la piel se me erice con tus palabras. Tienes un don para contar las cosas, Berrendita, de verdad. Es preciosa ls historia, aunque duela, y la has contado increíblemente bien.

Gracias por explicarme las cosas así. Ya estoy de vuelta, echaba de menos esto.

Un abrazo grande.

AdR dijo...

Este hombre ha conseguido alzar los 21 gramos del alma. Gestas como la suya son una maravilla. Yo sólo espero que a partir de ahora no se venga a abajo. Se pudo como meta ese oro. Lo tiene... ¿y ahora qué? La vida.

Escribes muy bien. Es muy emotivo.

Besos

Ana Pedrero dijo...

Conchero: todos alguna vez tocamos el cielo por amor. Quizá ese sea nuestro premio, con podio o sin él. Un abrazo.

Costalero: lo primero, felicidades. No sabía que los dos patitos de agosto te sumaban una vela en la tarta. Ya lo celebraremos. Gracias por todo, siempre. Un abrazo.

Coronel: los hombres también lloran, claro que sí. Y eso les hace más hombres. El día que no lloren, serán bestias. Celebro que su corazón esté vivo, aunque a veces sea para protestar. Un abrazo.

Guarismo: gracias de nuevo. Siempre me sacas los colores y alimentas mi vanidad. Pongo al viento de levante por testigo. Un abrazo.

Ricardo: casi siempre la propia vida nos ofrece los mejores argumentos para rodar una buena película. Gracias por venir, sigo yendo al cine de tu mano. Un abrazo.

Mara: ¿quién podría olvidar una medalla así?. El podio es su cara. La ausencia, su cruz. Mil besos, pequeñita.

Kinush: la pena es que a veces realicemos promesas en circunstancias tan dolorosas. A esta historia tan bonita la falta la sonrisa de Susan en Pekín. Mira que es jodida a veces la vida, eh?. Un beso, artista.

Fusa: me encanta verte, me encanta leerte, me encanta contarte. Es un lujo tenerte aquí, al igual que lo es visitar tu show y devorar tus letras. Te echaba de menos. Un besazo.

Adr: Es un placer tener un fabricante de sueños en esta fábrica de sueños que ya es tuya. Creo que necesitábamos un hombre sin tildes. Dices bien: ahora, la vida. Mil besos.
p.d. He vivido siete años en mi/tu Cái. He vuelto a casa con el alma empapada de sal y de arena rubia, con el viento de levante ondeando como una bandera sobre mi tejado. Y ahora, también la vida. :)

Anónimo dijo...

Berrendita, protestar es lo unico que lamentablemente nos va quedando ya y yo de moemnto, no quiero renunciar nunca a esa posibilidad. Me da vida.
Salud
El Coronel

Ana Pedrero dijo...

Coronel: el día que renuncie a protestar, su corazón dejará de latir. Cada uno se rebela a su manera. Este gigante, lo hizo convirtiéndose en el hombre más fuerte del mundo. Probablemente el alma le pesase y le doliese más que nada.

Un beso.

Anónimo dijo...

La verdad es que historias como estas me hacen creer a veces en que, ciertamente, el ser humano puede ser extraordinario.

Lamentablemente, el resto del día pienso que el mundo es una mierda.

Gracias por alimentar lo primero.

skunky dijo...

Berrenda...

El amor es lo que nos mueve...
Cuando mi padre se enfrentó a su última batalla mi madre estaba recien operada... necesitaba reposo y relajación pero poco le importó...

Estuvo a su lado viendo como él caía poco a poco, sintiendo que el amor de su vida se iba y no había remedio. Ahora que estaban tranquilos, que sus hijos ya eran mayores, que estaban disfrutando de sus nietos, se sus amigos, de su casa recien comprada...

Su cuerpo fue menguando, sus ojos se llenaron de bolsas y ojeras, su sonrisa cada vez era mas forzada... Pero jamás palideció ante mi padre. Ante él era una roca, ante él era la sonrisa eterna, la mano que se tiende en el dolor, la energía arrolladora, la fuerza...

Sólo cuando mi padre suspiró por última vez ella lloró, gritó, pataleó... su alma se fue con él...

El amor nos hace extraordinarios...

No publiques este comentario por favor... déjalo para tí y para mí...

Arcángel Mirón dijo...

Los Juegos dejan al descubierto mucho más que los talentos de los deportistas. Hay personas atrás de las medallas. Y eso es magnífico.

Gracias por visitarme. Te sigo leyendo.

:)

Ana Pedrero dijo...

Skunkita: he publicado el comentario porque me parece un testimonio tan bonito que merece hueco de honor en esta fábrica. Por sí solo es una nueva entrada. Si te molesta, me lo dices y lo guardo para nosotras dos. En el fondo del corazón, claro. Te quiero.

Arcángel mirón: gracias por venir desde tu precioso blog. Como dices, por fortuna las medallas de los dioses esconden historias de personas, como tú y como yo. También seguiré leyéndote, porque es un placer. Mil besos.

Anónimo dijo...

Pues yo no voy a comentar tu post, pero sí te diré que me impresiona ver el arte que tienes para contestar, uno a uno, cada comentario. Me gusta mucho cómo escribes Ana, mucho, y te lo digo desde la distancia y sin peloteos. Tienes un don, deberías sacarle el máximo provecho (creo que sabes a qué me refiero).


Skunky, lo que has escrito es precioso, no entiendo porqué querías esconderlo (si los que seguimos la fábrica, en su día, compartimos tu dolor, por qué no compartir también el coraje?)
No sé si tienes blog, pero deberías tenerlo.

Un par de besos.
(

Ana Pedrero dijo...

Donce, cariño, me encanta ver de nuevo tus huellas siempre dulces por la fábrica. Cuando desapareces, te echo de menos. Eres como una especie de ángel de la guarda de todo esto.

Mil besos.

Anónimo dijo...

Berrendita, con todo cariño permiteme que te diga lo mismo que a Noelia: Por favor ponte al teclado, que me teneis "enganchao" y mi corazón, por diversos motivos, necesita de vuestras historias.
Salud
El Coronel

Ana Pedrero dijo...

Voy a ello, Coronel. Tengo una historia que contar.

Besos y gracias.

la chica maravilla dijo...

La verdad es que a mí ese hombre me puso los vellos de punta y me emocionó tanto ver en una imagen que el amor existe y que cuando uno/a puede, quiere.

He estado ojeando tu blog y me ha parecido muy interesante.
Un abrazo,
Caro

ave fénix dijo...

Berrendita, he llegado a su blog por el de Ana, me he emocionado leyendole, le felicito por su forma de sentir y de expresarse....

Un salud.