domingo, 3 de agosto de 2008

Miedo

Desde ayer tengo un poco más de miedo cuando salgo a la calle. Me da miedo que un asesino ande suelto por derecho y que nuestro Estado no disponga de los medios necesarios para encerrarlo. Me da asco.

No es cuestión de izquierdas ni de derechas, de "pepéses" ni de "pesóes". Es cuestión de justicia, de decencia, de moral, de respeto. Me da miedo que con la ley en la mano semejante individuo pueda disfrutar de la misma calle que pisamos tú y yo, aunque él siempre estará preso de su odio enfermizo, de la cobardía del tiro en la nuca o la bomba sorpresa, de su rabia sin antídoto, de esa piel envenenada y esos huesos sin alma.

Iñaki de Juana Chaos quedaba ayer en libertad y salía de la cárcel con la misma sonrisa con que festejaba las brutalidades de su banda de pistoleros en nombre de una bandera que manchan de mierda cada vez que la tiñen de sangre. Veinticinco víctimas mortales, veinticinco familias destrozadas, veinticinco heridas como puñales a cambio de veintiún años de cárcel. No ha tocado siquiera a doce meses de condena por cada asesinato, a descontar de los tres mil que le cayeron por sus atrocidades. Me da miedo pensar en lo barata que se cotiza la vida. Me da miedo pensar lo poco que valemos en la redacción de un puñado de leyes.

No es un hijo de puta, no. Yo de siempre a las putas les he tenido mucho respeto y a este especímen ni se lo tengo ni se lo debo. Lo detesto, porque soy hija de la tolerancia y de la igualdad, de la esperanza, del diálogo y de la libertad. Lo detesto porque representa lo contrario de lo que soy, el opuesto de lo que queremos ser. Lo detesto por las madres que lloran a sus hijos, por los hijos que lloran a sus padres, por los que vuelven a la tierra con los pies por delante, por la soledad, la impotencia, el desgarro. Por eso me da miedo pensar que nuestras leyes nos hacen iguales a todos a los ojos de la justicia, tan ciega, tan injusta.

Me da miedo que el Estado y sus engranajes no sean capaces de proteger a las víctimas y a su memoria. Que no pueda evitar que los hijos del dolor tengan que cruzarse cara a cara con el rostro de estas bestias en las escaleras, en el portal, en las aceras, en las calles. Me da miedo que no sean capaces de protegernos a tí y a mí, de distinguirnos de estos individuos que bombardean el país, los sudores, el futuro y la convivencia de millones de ciudadanos.

Me da miedo pensar que en esta España que luchó cuarenta años por su derecho al pan, la paz y la palabra, las familias de las víctimas tengan que vivir acojonadas y acongojadas. Me da miedo saber que tenemos un Estado incapaz de cambiar leyes que nunca pueden ser leyes en el código de nuestro sentido común. Me da miedo pensar que no disponemos de un sistema lo suficientemente sólido como para que los asesinos no se cachondeen de los que queremos vivir en paz.

Dijo una vez este malparido que las caras descompuestas de las familias en los funerales eran sus risas entre rejas. Por eso, por principios, en esta fábrica no hay sitio para alojar su rostro, ni para su erre-hache negativo, ni para la sangre que empapa su camiseta y sus entrañas. A mi, su sonrisa en la calle me descompone el alma, el estómago, la certeza de que vivo en un país libre que garantiza el respeto al vecino como primer mandamiento. Tu sonrisa, pistolero etarra, me da pavor.

22 comentarios:

Jenn Díaz dijo...

Tienes un don para contar cosas sociales. Lo haces con muchísimo tacto, con mucha serenidad, aunque lo que trates no siempre sea fácil y tus letras estén escritas desde la etiqueta de la rabia. Pero tus palabras son las justas, las necesarias, sin dramatizar más de la cuenta, sin ir más allá, sin exagerar... con los pies en la tierra y el corazón en la tinta. Me ha gustado mucho tu forma de explicar lo que sientes... lo comparto, por supuesto, pero no lo habría dicho mejor.

Un beso.

M@r@ dijo...

Bravo,Bravo Y Bravo,Ana.
La verdad que tampoco es que se merezca nada este hombre,si esque se le puede llamar hombre.
Lo que más pavor me das,esque en el portal donde va a vivir en libertad este terrorista alojan mas de 7 familias a las que el susodicho ha matado a algun familiar....¿Cómo pueden permitir esto?....De verdad que no lo entiendo.....



Bss Ana

Víctor L. Gómez dijo...

Me reitero en que contando cosas sociales eres de lo mejorito.Muy bien tratado esta entrada sin caer en fundamentalismos, desde la serenidad y la razón.

Es una lastima que la justicia tenga estas lagunas, pienso que a los asesinos patológicos se les debería condenar a cadena perpetua ( que es peor que la pena de muerte, aunque cueste muchos € el mantenimiento de la escoria). Confieso que me avergüenza que la ley este así, espero que algún día cambie.

¡Buena semana!

Félix dijo...

¡Maldito sea!
Cordialmente,
Félix

Unknown dijo...

Berrendita... como tu dices también en tu último comentario de mi blog... totalmente de acuerdo con toda tu exposición. Lo pero de todo es que Garzón y todos los ministros saben que la medida es injusta... pero hay que ceñirse a la ley... Estamos en un país de sinsentidos... y no es el primer caso... ni será el último.

Un saludo!

Unknown dijo...

Completamente de acuerdo contigo en todo. Me duele tu desgarro y me sacude tu indignación. Hay que ver cómo escribes, jodía.

Besazos.

Ana Pedrero dijo...

Fusa: gracias por tus palabras. Viniendo de ti, que tan bien escribes, son más que un piropo. Gracias de veras. Un beso.

Mara: yo tampoco lo entiendo. Por eso desde el sábado tengo un poco de miedo, como si fuésemos desnudos por las calles. Otro beso.

Adoquinarios: gracias de nuevo por tus apreciaciones. Tu espíritu crítico y tu compromiso social hacen que sean doblamente valiosas. Y sí, amigo, es vergonzante. ¡Buena semana para tí también!

Félix: maldito sea. Pero que cumpla su maldición entre rejas, no en la calle que pisamos tú y yo. No, nunca, por nuestra Compañía. Un beso.

Lucano: amén. Nos vemos. :)

Ricardo: ese es el problema. Habitamos el país de los sinsentidos, y mi escrito nace del sentido común. Eso, evidentemente, se da de tortas. Un beso y gracias por seguir llevándonos al cine.

Noelia: también a mi me duele tu desgarro y me sacude tu indignación. Supongo que es lo que tiene militar en el mismo bando, el de la tolerancia, la justicia, el respeto, la libertad y, sobre todo, la vida. Mil besos.

Donce dijo...

No es miedo Ana, es todo lo demás: asco, impotencia, injusticia, dolor...
Lo que sí da miedo es pensar en todo el apoyo que ese especimen tiene detrás, gente con la que te puedes cruzar por la calle, dar los buenos días, comprar en sus tiendas... asesinos sin rostro pero con el mismo ADN trastocado.
En fin....
Otra buena entrada.
Un beso.

Kinush dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo, Berrendita y también se me revuelven las entrañas de ver con la cara de prepotencia y esa chulería que va mostrando ante la gente. Además se le ve que tiene un odio reprimido por haber estado preso y seguro que en cuanto pueda va a volver a matar, eso es seguro. Me pone malo tanta injusticia.

Un beso y óle todo lo que escribes que eres la mejor!!.
¡claro que si!!

estrella de mar dijo...

Da miedo pensar que una persona como yo, nacida en Democracia y que defiende los mismos valores que yo tenga que callarse la boca por miedo a que se la callen otros.

Pero tu miedo y mi miedo lo compensa el trabajo de muchas personas que intentan cambiar el mundo y buscan la paz empezando por Euskadi.

Yo no sé lo que es levantarte y que tu escolta venga a buscarte a casa. Nunca sabré qué se siente al saber que estás en el punto de mira.

Tampoco sé qué es enterrar a tu padre, o a tu hijo, o a tu marido, porque algunos han decidido que debía morir.

Sólo sé que cuando ETA mató a un vecino de Morales hace unos meses sentí rabia. Si matar es de salvajes, peor es hacerlo por la espalda.

Son gente cruel, despreciable. No defienden la libertad ni la independencia, defienden el terror.

pd: si tú te vuelves reivindicativa, yo me vuelvo agresiva...

Guarismo dijo...

Sí, Ana. Suscribo tus palabras al cien por cien.

Lo increíble es que 350 "padres de la patria" no hayan sido capaces de legislar para evitar esto, que ya se sabía. ¡Han tenido 33 años...! ¿En manos de quién estamos?

Talín dijo...

En España se hace eso. Y esto:

http://www.dailymotion.com/video/x301qu_proceso-a-txomin-goni-tirapu_news

De lo que pocos se hacen eco.

Saludos

selom dijo...

Yo ando sin palabras ante tanta inmoralidad de la justicia, 21 años despues sale con esa sonrisa funesta adornada por gente q le sigue no se muy bien porque.... realmente condenado a 3000 años de carcel se han convertido en 21 dias simplemente de crueldad y ahora las victimas lloran impotentes porque un asesino anda suelto como si hubiera robado un solo trozo pan " y los que roban un trozo de pan le condenan a pena de muerte! algunas veces no se donde anda la justicia... mas ciega q nunca...

Saludos

Alfredo dijo...

Ana te prometí que volveria a esta nuestra fabrica, pues creo que no he elgido el mejor momento,ya que despues de leer tu miedo, nuestro miedo, lo dejaré para otro dia, pues este desgraciado no merece que le dediquemos ni un solo segundo de nuestro tiempo.

Alfredo

Ana Pedrero dijo...

Donce, mi niña (¡¡guapa!!): Claro que da miedo pensar todo eso. Pero nosotros, los que estamos al otro lado, somos mucho más fuertes que ellos, aunque no esgrimanos la sangre y las pistolas como moneda de cambio. Eso es lo que nos diferencia. Siempre. Mil besos.

Kinush: salvo cuatro descerebrados (que de todo hay en la Viña del Señor), es que creo que es imposible no estar de acuerdo. Por lo demás, gracias siempre por tus piropazos. Ole tú, artista. :)

Estrellita: reivindicativa siempre. Incluso en las horas más bajas. No olvides que la lucha, el reto de cada día, es lo que nos mantiene en pie. Nos debemos una revanchita con más tiempo. Fue una delicia tenerte el ratito que nos dedicamos en tu tierra toresana, que bien sabes que me toca el corazoncito. Mil besos, guapetona.

Guarismo: esa pregunta es la que nos hacemos todos. No por los "pepéses" ni los "pesóes", sino porque nuestro estado, nuestra ley, no ha sido capaz de evitar que semejante individuo haya quedado en libertad. Con todas las de la ley. Por encima de los valores más elementales del hombre: la justicia, la libertad del prójimo, la vida. Otro beso para ti.

Talín: ya lo dice el refrán, de siempre: "A veces la realidad supera la ficción". Pues en este país nuestro, de esas cosas estamos bien servidos. Un abrazo y bienvenido a esta fábrica que ya es tuya.

Creadora: no te preocupes. Tú eres muy joven. Tú, vosotros, los de tu generación, podéis cambiar el mundo. Y teneis la obligación de hacerlo, con la mierda que os estamos legando. Un besazo.

Ana Pedrero dijo...

Costalero: bienvenido de nuevo. Una aclaración: este ser me la trae al fresco. Estas líneas, este espacio, nuestro tiempo y nuestro pensamiento son para los que ya no tienen voz, ni presencia, ni nada, porque hubo un pistolero que se lo arrebató todo. Quizá así lo entiendas mejor. Un beso.

Jenn Díaz dijo...

Uhm, es verdad, tienes razón. Ni siquiera yo, que al lado de Lucía aseguraba que Fernando era malo -rico y malo, mamá-, ahora le detesto. Supongo que, cuando una se mete en los laberintos de interior de otro y empatiza, no puede culparle por nada, ni siquiera de algo tan grave como un maltrato (hasta ahora no había caído en la cuenta de que nadie odiaba a Fernando, o al menos nadie lo ha dicho). Con esto no quiero decir que la violencia de género esté justificada de ninguna manera, ojo. Y aquí estoy, cada vez más neutral a pesar de ser ellos mis marionetas, sin saberme posicionar y sin saber, ni siquiera, quiénes son los malos y quiénes los buenos. Como la vida misma. ¿Ves? Por eso me gusta tanto el blog, porque sin los comentarios esto no sería lo mismo ni yo me daría cuenta de mis mismas cosas. Gracias.

Un beso.

Alfonso White dijo...

Vaya, de casualidad he caído en tu blog, y he quedado impresionado con tu texto, porque no estoy acostumbrado a leer cosas así en estos sitios, y me alegra ver que hay gente que lo hace. Desde luego, sobre ese tipo opino lo mismo que tú (al igual que toda la gente decente), pero tenemos que comprender que la condena que se le impuso hace años ya la ha cumplido. La ley habrá que reformarla, seguro, pero ya no podemos encerrar de nuevo a ese tío. Es una desgracia, pero es así.
De todas formas, me ha encantado tu artículo, de verdad.

Saludos.

Ana dijo...

Que barata se paga la vida humana.. desde luego que si, pues una vida arrebatada tan vilmente no se puede pagar nunca para los que dejan atras.. hijos, padres, madres, esposas.. y un largo ect. Los asesinos que destrozan así deberían de estar metido en la carcel de por vida, hasta que la muerte se los quiera llevar a otro sitio. MAs, desgraciadamente, no solo terroristas asesinos, si no violadores, pederastas y toda clase de calaña social los encierran durante un tiempo y luego los sueltan para que vayan olisqueando y buscando una nueva presa para saciarse... espero que algún día esa ley cambie.
Tendremos que cantar todos juntos el estribillo de una canción de Ismael Serrano que dice algo así como "Mi vida, no hay derecho a salir con miedo a la calle".. pero el miedo esta hay... por desgracia.
Un beso muy fuerte.

Alfredo dijo...

Gracias por la aclaración Ana, pero sigo pensando que yo a un mal nacido como este no le doy bola, un beso para ti tambien

Alfredo

La condesa de Estraza dijo...

Miedo realmente, miedo humano y miedo divino,
a mí la cara de este hombre me produce pavor, lleva en ella el Mal. ¡Que gesto en la boca, madre mía!

La condesa de Estraza

Ana Pedrero dijo...

Fusa: un placer siempre el leerte. Vuelve a Bergai a recopilar historias. Son magníficas. Un beso.

Alfonso White: bienvenido y gracias por todo. Dices bien: la gente decente por lo general suele estar de acuerdo. Y no hablamos de la decencia que nos querían enseñar en el colegio, sino de la decencia que adquirimos con los años, la que dicta la moral y el sentido común. La fábrica está abierta siempre que quieras. Te devolveré la visita, fijo. Un abrazo.

Ana: cantemos, pues. Sin miedo. Yo estoy convencida de que nosotros, los que no esgrimimos pistolas ni coleccionamos cuerpos destrozados, somos mucho más fuertes que todos ellos. Mil besos.

Costalero: estás en tu casa. Vuelve cuando quieras. Un beso.

Condesa: no se puede hacer la menor idea de la inmensa alegría que me produce verla por la fábrica. Usted sí que es valiente. Mil besos. De pezón a rabo, a sus pies siempre, señora. ;)