sábado, 4 de mayo de 2013

Agenda


La vida es un listado de nombres, un listado de números. Cifras y letras que redactan lo que somos, cada uno de los pasos que hemos dado sobre el tiempo.

He repasado la agenda de mi teléfono en estos últimos días como quien hace un examen de conciencia, el balance de miles de horas, de miles de emociones, tantas palabras. Agenda sin papel y sin boli. Agenda sin versos; agenda con los ojos cerrados, tanta vida, tantos lugares, tantos nombres.

Casi novecientos números, memoria de los que ya no están, de los que fueron llegando, de los que se marcharon, de los que me habitan para siempre. De los que suman, de los que restan. Nombres que me enseñaron a crecer, a caminar, a ser.

Esos nombres que me resisto a eliminar porque no quiero perderlos en la pantalla de mi vida, en la memoria de mi alma: la A de Ana, aquella pintora prodigiosa y mágica que inventaba mariposas; la N de Navalón, Alfonso, pluma de hiel y terciopelo, que contaba los toros como nadie; la T de Tere, que va escrita a flor de piel, cada día. Porque les sigo esperando. Porque en el fondo pienso que algún día se encenderá mi teléfono y sonará al otro lado su voz, y podré decirles lo mucho que les echo de menos.

Nombres, números, tanta vida, tantas cosas. Nombres que se apearon de mi vida sin dolor, amistades de papel de calco que el propio tiempo va borrando de la agenda donde un día fueron escritos.

Nombres de agua y de sal, de la novia del mar, de la luz insultante de mi Cádiz, al sur del sur. Nombres dorados como la piedra dorada de Salamanca. Nombres de música y de cánticos; nombres tecleando madrugadas en una redacción, nombres en tendido de sombra, tardes de sol y moscas, la vida y la muerte sobre el albero. Sonrisas que llegaron sin ser convocadas y pintan de alegría cada día. Palabras que apaciguaron mi alma cuando más sed tenía. Amigas. Amigos. 

Nombres grabados en el corazón, en las entrañas, cosidos a mi propio nombre. Tu nombre. Tu nombre tan dentro, tan querido, incluso en la frágil línea que separa el amor del odio, que sólo es amor vestido de invierno. Tu nombre sobre todas las cosas. Siempre.

He repasado mi agenda como quien repasa un camino sustentado en nombres y números. Y ahora, guardados en una nueva agenda, siempre a salvo, le doy gracias a la vida por haberme escrito tantas cosas bonitas con la invisible tinta de la emoción; por la infinita suerte de escribir mi nombre junto a los vuestros y seguir haciendo camino.




(La foto es de www.masterturismoourense.blogspot.com)




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ana,ya has vuelto de nuevo.Espectacular.
Te quiero Ana,un nombre redondo en la agenda de la brujita que permanecerá grabado para siempre

Anónimo dijo...

¡Qué grande eres, Anita!

Anónimo dijo...

Berrendita, eres poesía.
Un beso.
Donce