sábado, 16 de junio de 2007

La ciudad de los sueños rotos

Existe una ciudad donde los sueños son frágiles. Donde los sueños se quiebran como el cristal, donde sus habitantes quieren seguir soñando pero no lo saben. Donde queda prohibido cualquier atisbo de sueño según la ley de la costumbre y la pereza.

Existe una ciudad donde las vírgenes son señoras de puñales, puñales por la espalda y espadas en alto. Donde los independientes son dependientes y siervos; donde los desprendidos venden a sus vecinos como si fuesen miserables judas de cartón piedra. Donde los héroes ultrajan la libertad en nombre del santo dinero -puto dinero, dinero negro y sucio- y de las ansias de poder, que son como el rayo, que nunca cesan. Donde los prudentes prostituyen sus conciencias en tabancos de alto estánding, en salones de sillas de terciopelo donde todo está dicho de antemano; en pastelerías donde las mismas bocas morderán el mismo bollo mientras la ciudad de los sueños quebrados se muere de hambre y de pena, masticando entre lágrimas el pan ácimo y amargo de la decepción. Mientras la ciudad de los sueños rotos muerde el polvo y besa el suelo para llevarse a los labios esta tierra dejada de la mano de los hombres.

Existe una ciudad donde las alas extendidas de una gaviota no dejan posar el sol pero tampoco nos protegen de los temporales. Donde las alas son negras; donde las alas son alargadas, como las sombras de los cipreses. Donde la justicia está arrestada, donde hoy sobrevivimos abrazados a la tristeza. Donde los jóvenes se pierden diseminados por los caminos, donde los ancianos agachan la cabeza, donde hasta los más descreídos dicen amén.

Existe una ciudad de sueños rotos donde llueve sobre mojado. La misma lluvia, las mismas piedras, la misma suciedad que nunca se limpia sobre este suelo. Existe una ciudad de luto peremne por todos los días de pasiones abortadas, un clavel y un fusil de poesía por sus calles. Donde las banderas lucen crespones negros por el suelo expoliado vendido en el mercado de las complicidades, abrazando la especulación como el pan de cada día. Existe una ciudad donde cuando unos se llenan los bolsillos de sueños ajenos, otros acariciamos la arena del lejano mar, los posos de café y del tiempo o las pelusas de la infancia. Pero somos ricos en sueños y amores. Y sonreímos incluso en una ciudad de sueños de hielo y cristal.

Existe una ciudad donde los amigos se transforman en traidores y juegan a las batallas corrompiendo el nombre de Dios y su testamento de amor al prójimo, haciendo de la mentira y la mezquindad su bandera. Donde los decentes caen en la indecencia. Donde la palabra se ensucia de no usarla, donde el silencio es permisivo en nombre del miedo eterno a rebelarse.

Es la ciudad de los sueños rotos. La ciudad que no sabe que existen fábricas como la nuestra, por muy cerca que esté. Porque una fábrica como la nuestra nunca podrá dejar huella en ciudades con las alas quebradas, que prefieren no soñar a despertarse y soñar despiertas; a echar a volar por ellas mismas, sin el peso de los siglos a las espaldas, sin la memoria de las piedras, que siempre le vinculan a la tierra y a la fosa, a esta sepultura en vida que es vivir con las manos atadas, con la boca amordazada.

Hoy caen chaparrones sobre esta Zamora de sueños rotos que necesita lavarse para poder mirarse en un espejo y encontrarse guapa. Para que sea el agua, que siempre viene del cielo, la que le lave las heridas, la que le desenrede el pelo, la que le alivie el cansancio centenario de sus pies. Para que sea el agua la que le escriba en la piel nuevos versos y le recuerde que bajo ese agua también nos bautizamos los que seguimos soñando, los que seguimos sonriendo incluso bajo este aguacero.

Una noche soñé mi ciudad como una rosa roja. Así la soñamos miles de soñadores. Y así seguirá en esta fábrica de sueños: intacta, hermosa, con el rocío de la mañana sobre sus tejados, rojos como sus pétalos, rojos como la sangre, rojos como el corazón. Rojos como los besos, como las amapolas, como el rostro de una novia cuando la miran los ojos que encienden sus ojos. Como los latidos de una enamorada que vive en el silencio la bendición de saberse amada sin ser nadie.

Y yo seguiré alimentando ese sueño. Y en esta fábrica plantaremos una rosa roja para recordar cada día que hubo una ciudad soñada que perdimos una mañana bajo un intenso aguacero para fundirse en esa lluvia, para ser más de lo mismo, para ser de nuevo la ciudad de los sueños rotos. Para celebrar que nuestra fábrica sigue en pie, que mañana será otro día. Que hay muchos sueños esperando y no podemos dejarlos morir.
Igual que no podemos dejar de soñar. Igual que la sonrisa será siempre nuestro signo y nuestra bandera. Igual que esta fábrica, que nunca podrá pararse, que siempre será nuestra casa.

15 comentarios:

rober dijo...

Como obrero de la fábrica que soy me ofrezco para esa tarea: plantarte una rosa roja cada día.

Al final tendremos que ir pensando en poner tapias y muros para que nos la contamine nadie.

VIVA LA DEMOCRACIA!!!

Víctor L. Gómez dijo...

Gracias berrendita por ser pañuelo de mis lagrimas.

Estoy triste muy triste, y decepcionado con dos personas las cuales creia tenian otros valores.

En fin, esperemos que pasemos el mal trago pronto.

Un besito mi niña.

David Gago Ruiz dijo...

Emocionante artículo Ana, una pena que nuestros sueños y los de Zamora estén partidos a la mitad en nombre de la independecia.
Si Viriato hubiera votado hoy se sentíría traicionado por segunda vez
Besos

David Gago Ruiz dijo...

Emocionante artículo Ana, una pena que nuestros sueños y los de Zamora estén partidos a la mitad en nombre de la independecia.
Si Viriato hubiera votado, hoy se sentíría traicionado por segunda vez
Besos

Donce dijo...

Hay, qué bonitas palabras para un sitio tan feoo:
ni eso se merecen!!!
Ni eso, ni ninguna de vuestras lágrimas porque nunca podrán limpiar ese suelo putrefacto. Ni os molestéis en ello!!
La vida está llena de colores, y por mucho que plantéis preciosas rosas rojas por todo el camino, a cada paso que demos, siempre encontraremos “daltónicos” que no sepan disfrutar de ellas.
Como dicen por ahí: “De todo se aprende...” Así es que, mejor será poder andar despacito en suelo firme, que dar grandes pasos en ciénagas ajenas. No os parece??.
Ahora sabiendo que esos lugares existen, disfrutaremos, el doble, del resto del mundo....

P.D.: (leches, me parezco al abuelo de Heidi, jeje)

Alfredo dijo...

Nos queda la FE de que esta bendita ciudad recobre todo su esplendor, y nunca mas vuelva a tener sueños rotos, y la Fe mueve montañas

Nos queda la ESPERANZA de que no vuelva a resquebrajarse, aunque sus fisuras sean grandes

Nos queda la CARIDAD, una caridad que sale de esa fabrica de sueños, sin muros, sin puertas, que cada dia nos hace recordar que nuestros sueños y nuestras ilusiones no deben ni pueden ser untajados
Esa fabrica de sueños que con una simple rosa hace una gran CARIDAD

Un abrazo

Donce dijo...

OÑO, puse AY con H!!
(pondré tantas faltas y no me doy cuenta..)
PERDÓN...

Alfredo dijo...

no deben ni pueden ser ultrajados

ahora si esta bien puesto

David Gago Ruiz dijo...

Me he acordado de ti durante todo el día de ayer, no dejaba de llover y yo sólo pensaba en que el cielo lloraba por lo que todo esto ha podido ser y han truncado un grupo de dependientes empuñando nuestra bandera, la enseña de las batallas ganadas y de las victorias del débil contra el poderoso. Como bien dijo "alguien" por ahí: "tengan ustedes seguro que más temprano que tarde..."

www.diariodeunospochos.blogspot.com

estrella de mar dijo...

Quedan un poco más de 1.400 días de sueños para que los sueños de muchos zamoranos se hagan realidad... incluso los de las zamoranas de adopción como una servidora.

Bellas palabras y con mucha razón... la sombra de la gaviota también oscurece mi pueblo... pero hay que pensar que al final siempre sale el sol.

un beso!

Javier García Martín dijo...

Valientes zamoranistas los que han priorizado sus intereses a los de su ciudad. Los que han manchado el nombre de Viriato y que no son dignos de izar nuestra enseña bermeja. Los que han jugado con todos para ganar sus minutos de gloria. Pero esto es Zamora, la ciudad durmiente, la que tiene las mejillas moradas de ofrecerlas cada legislatura. Deberíamos beatificarla...

Javier García Martín dijo...

PD. Precioso Ana, como siempre. Un beso

LUIS SANTOS DE DIOS dijo...

No llores por lo que te pasó. Alégrate por el inmenso futuro que siempre queda por delante. No son las alas de gaviota, pues podrían ser de dragón. No es la roja rosa pues podría ser amarga cicuta. No son los que enarbolan enseñas de las que se adueñaron en quién sabe qué batallas, pues podrían ser feroces sátiros de horribles patas cabrunas a sueldo de los mejores postores. ¿No son todos iguales? Al final, será lo que tú quieras que sea. Todo se puede cambiar desde dentro aunque lo mires desde fuera. Y siempre, siempre, considérate privilegiada pues sabes que te queda el refugio de tu Salamora y de tus azules salamoranos, aunque te duela que tu rosa no arraigue por culpa de otros jardineros. Sé tú,... lo demás siempre es mejorable.
Un abrazo,
Luis Santos

una maria dijo...

Despues de juegos, de adivinanzas ya resueltas, de acertijos descifrados, recibimos lo que desgraciadamente esperabamos.
Truncaron sueños tangibles, sueños de futuro, de presente, de posibles y de imposibles.
Me uno a esa lucha porque "nuestra" fabrica quede intacta, para que todos los que te leemos y dejamos nuestro mensajito te hagamos sabedora que tu con tus palabras, con tus silencios alimentas nuestros sueños. Y yo que ademas tengo la dicha de compartir contigo ratos, te pido que no dejes que los sueños rotos rompan tus grandes SUEÑOS, ni que oscurezca nada tu momento.
Todo tiene un porque, un motivo, las cosas ocurren por algo, y hay veces que no es nuestro momento, o nuestro lugar....
Salamora bendita no tiene ni lugar fisico ni tangible, esta y estara donde tu nos la coloques, donde tu nos lleves.
Un beso...

Ana Pedrero dijo...

Uf; me tenéis tan literalmente desbordada que creo que os contestaré a todos en conjunto, y no se me ocurre mejor manera de hacerlo que sonriendo en esta fábrica que no puede pararse de ninguna manera.
Estad seguros de que nadie podrá contaminarnos, de que esta fábrica sin puertas está sobradamente protegida del dolor, la pena, las traiciones y otros males.

GRACIAS. GRACIAS a todos. A los de siempre y a los recién llegados. Por ser obreros de esta fábrica sin patrón. Por seguir trabajando en esta fábrica de sueños.