martes, 4 de diciembre de 2012
Cantamos, Guti. Cantamos.
Podría ser esta una carta de amor de esas que pides en la radio, que sería de siete palabras, no más, no las últimas de Cristo, para que supieras que es la mía: 'Cásate con yo, y vivimos en palacio'. Pero hace siglos que el amor se nos quedó pequeño, que vivimos en un palacio de muros tan invisibles como sólidos, edificado sobre tantas cosas, tanta gente nuestra, tanta alegría, tantas lágrimas, tanto de todo; en la felicidad de sabernos, de estar siempre ahí, de abrazarnos, de ser contigo. Guti. Mi hermano. Mi amigo.
Llegó diciembre, este diciembre tan distinto, tan desnudo de tantas cosas. Y vino cantando. O rezando, si es lo mismo.Y trajiste la alegría hasta nuestras puertas, y aún tan quebrado nos abrigaste por dentro. La alegría de celebrar con vino, de brindar al cielo donde siempre brilla una estrella para nosotros, tan cierta, tan amorosa. La alegría de resucitar tu alegría, de sentirte tan de todos, tan mágico.
Te conocí y te reconocí en cada segundo, en cada instante, desde que comienzan a desenmarañarse los cordeles blancos que trenzan mil canciones hasta que se apagan las luces y el cántico y las sombras cesan y son la memoria de tu nuevo prodigio. Tanto trabajo, tanto empeño, tanto talento. En el aire, el poso de tu mano, la magia de todo lo que tocas. En la emoción del instante, las nanas meciendo cunas de sueños eternos y flores; los cantos de arar y espadar; las cintas de seda que ondearán sobre nuevos febreros; el ramito de laurel; ese número nueve, esa calle arribita; las seguiriyas que siempre van por el aire; el fandango alosnero, las alegrías de mi Rinconcito, donde habita para siempre la mitad sur de mi corazón. La dulzura del amor, el suave susurro de la madre, el eco desgarrado de las ausencias, la solemnidad del rezo a la luz de un farol de pajar, las voces de los mozos de ronda bajo los balcones.
El cántico, el rezo, por los cuatro puntos cardinales que nos dibujan, que nos vertebran de norte a sur, de este a oeste. La riqueza de nuestras lenguas, el verso universal de la música, sin esas fronteras ni esos complejos que sólo dibujan sobre el mapa los hombres. Y tus latidos, las sonajas de tu alma esparciéndose, siempre tan generoso. Cantamos. Rezamos. Contigo.
Y tú ahí, fuerte, en pie, a pesar de los vientos que agitan el árbol de lo cotidiano, creciendo en el escenario, tras las bambalinas, inmenso, con el alma puesta en cada voz, en cada gesto, ofreciéndote entero ante tantos corazones desnudos, tantos brazos en cruz esperando abrazarte, besarte, cantar, rezar contigo.
Caminar contigo, siempre cerca, siempre juntos. Con tus matinales besos y tus cuentos, tu sonrisa inabarcable y esa voz que siempre cura las heridas de mi alma; con los charros que algún día bailaremos en la mochila y los secretos que nos guarda Valorio, y la orilla del Duero, y el camino a La Hiniesta, y las aguas oscuras de Sanabria, y tantos días y tantas noches, tanta vida contigo. Todo el amor que nos ata hasta el fin de los días. Mi amigo. Mi hermano.
Cantamos, Guti. Cantamos. Y rezamos, que es lo mismo.
(Te quiero)
(La foto, maravillosa, es de Jesús Arranz)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
9 comentarios:
Qué bonito Ana, como siempre. Cuánto he sentido no estar allí, me fue imposible, preparando viaje a Sevilla y con la peque a cuestas. Un besito, mi niña.
Maravillosas y merecidas palabras para el gran Guti. Maravillosa amistad la vuestra.
Estos días lloro y río a partes iguales y sobre todo beso y aabrazo a ti y a tus palabras
Estos días beso y abrazo tus palabras como te beso y abrazo a ti, cada día....
El sacrificio, el trabajo, la entrega, siempre tienen su recompensa, siempre. Ahí queda ese teatro emocionado y puesto en pie. Enhorabuena, Guti, por ese gran montaje. Y enhorabuena a ti, Ana, por describirlo como los demás no sabemos hacerlo una vez más.
Madre mia, después de disfrutar minuto a minuto durante toda la función, de vibrar en la butaca, de sentir cada sentimiento hasta desbordarse en forma de lágrima, despues de arar y nanear después de todo eso leerte querida Ana, es un bálsamo que cura cualquier herida y seguro que mitiga cualquier dolor de Guti, esta alegoría, solo sse puede hacer desde una profunda admiración, un gran respeto y profundísimo cariño. Que suerte teneis los dos de teneros como os teneis, disfrutaros por Dios y amamantaros de vuestro saber, de vuestros amores, de vuestro día a día y mimar ardientemente vuestros afectos. Un beso fuerte
Águeda: Como si hubieras estado, algún día te contaremos el torrente de emociones, de sensaciones, de música, de trabajo, ausencia y amor que destilaba el Teatro. Y como yo sí estaba, un pedacito de ti estaba allí. Un besazo.
Anónimo: merecidísimas palabras. Y sí, maravillosa amistad la nuestra. Hasta el fin de los tiempos.
Guti: Mi hermano. Mi amigo. Yo también te beso y te abrazo, en estos días y todos los días de mi vida. Qué suerte tenemos, mi niño!!
Miguel: tú lo has dicho. Sacrificio, trabajo, entrega...claro que todo eso tiene su recompensa!!
Cefe, querido Cefe: gracias por tus palabras. Desde la profunda admiración, respeto y cariño está escrito todo lo que has leído. Y sí, cada día le doy gracias a Dios por tener a Guti, por disfrutarlo, por nutrirme de su saber, de su amor y por mimarnos como nos mimamos. Otro beso para ti!!!
Anita, como algunos de tus escritos los leo y releo porque las lágrimas no me dejan. Intuía que sería preciosiiiimo pero ha sido mas de lo que imaginaba, te felicito una vez más.
Y como le dije un día a Ana,su hermana, que todo lo que rodeaba a su madre me encantaba, eso me pasa con Jose ( que es su viva imagen,inteligente, alegre,positivo.. )todo lo que hace me encanta y lo disfruto. mil besos de Amparo
guau ana , me he kedado cn la boca abierta
Publicar un comentario