martes, 5 de abril de 2011

Abril, otra vez


Abril, otra vez. El perfume de las noches cada vez más claras, la luna preñándose de luz en el cuarto creciente. Y el rumor de las aguas bajo el puente, junto a la piedra, eternamente apostadas al pie de la muralla.

Abril otra vez. Las aguas románicas, abril románico en la ciudad intangible, la que sueño ahora, puertas afuera, al otro lado del río, mirando hacia el sur infinito, tan lejano, anhelando siempre, aquí y allí.

Abril otra vez, jugando a la primavera en los árboles, en los almendros de flores blancas y prietas, en la luz desafiante de cada tarde, en las torres y los campanarios que se perfilan contra la última luz dibujándote cada noche, aunque no te vea. Y el puente, otra vez el puente, y más allá un Nazareno de barrio con la Cruz dispuesta. Abril otra vez en las cruces.

Abril esperando en el incienso ya preparado, en la ciudad que se despereza como si no conociese la indolencia. En las palmas amarillas que sostienen el sol y la infancia. Abril otra vez; abril posándose en las calles silentes, en las cuestas y en los miradores, en los hábitos que se orean al viento.

Abril ha regresado en el silencio de la cera, en las noches sin sombra, en la vida que pasa impasible sobre el Duero, hacia las huertas. Abril en las esquinas, en los escaparates, en la mirada de los niños que este año estrenarán su túnica primera, en las cicatrices de guerra de tantos abriles.

Abril bajo los párpados, abril bajo la piel, latiendo a mi pesar, abriéndose paso entre las carnes y entre los recuerdos. Abril santo, abril maldito.

Abril otra vez. Y otra vez que quiero y no quiero traspasar el puente; que quiero y no quiero acompañarte; que quiero y no quiero elevarte sobre los hombros. Abril otra vez, y otra vez que no sé si caminar descalza sobre tus empedrados o poner tierra de por medio entre mi memoria y tus postigos, entre mi corazón y tus secretos.

Abril otra vez. Y otra vez dudo si recorrer por tus calles la vía del dolor o ignorarte por fin y no saber de tí más que lo que ahora sé. Abril otra vez, y no sé si cantarte con la voz ronca de los que aman o si dejarte en el silencio de los que un día quisieron.

Abril, otra vez. Y otra vez no sé si abrirte las puertas con los brazos en cruz o si cerrar las ventanas para que no penetre ninguna luz que no sea la que ya me habita, la que siempre reconozco, la que siempre descifro sin necesidad de verte, sin necesidad de ser, sin necesidad de estar. Porque a veces te quiero más así, sin más.

Abril, otra vez. Y otra vez no sé si empaparme de ti o ponerme a salvo, soñarte como ahora te sueño y guardarte intacta en mi alma.


(La foto, este puente que quiero y no quiero traspasar, es de internet. Si alguien conoce a su autor, me encantaría firmarla. Es maravillosa)